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Abogacía low cost: "si no quieres tú ya vendrá otro"

La libre competencia de la abogacía ha derivado en una competencia "feroz y desleal" según denuncian los propios abogados

El decano del Colegio de Abogados de Madrid reconoce que hay despachos que ofrecen sus servicios por "unos precios que no son razonables" y que termina afectando a la dignidad del propio abogado"

Abogacía low-cost: si no quieres tú ya vendrá otro

Abogacía low-cost: si no quieres tú ya vendrá otro

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 Abogados que tramitan un divorcio por 150 euros, primeras consultas gratuitas, despachos en centros comerciales y famosos como reclamo para captar clientes a los que terminan redactando las demandas becarios. Una competencia "feroz" que está llevando a precarizar su trabajo para terminar ejerciéndolo como "falsos autónomos" en muchos casos y apenas rozando el salario mínimo interprofesional. Es la abogacía low cost que va ganando terreno y arrastrando a los que intentan salir de este círculo.

Solo en la Comunidad de Madrid hay en este momento 43.000 abogados en ejercicio. De hecho, el Colegio de Abogados de Madrid con 76.000 colegiados, es el colegio profesional más grande de Europa según su decano, José María Alonso. El problema reconoce, es que hay abogados que ofrecen sus servicios por "unos precios que no son razonables" y que termina afectando, no solo al cliente, sino "a la dignidad del propio abogado".

Respetando la libre competencia, insiste, cuando se ofrecen divorcios por 150 euros es imposible pensar que un abogado le va a poder dedicar un tiempo razonable para su estudio, porque "no es posible". "Esta es una profesión que requiere estudio y dedicación al cliente, y el low cost es incompatible con eso". Una cosa es "cobrar cantidades ajustadas a las posibilidades del cliente, pero vender esto como una marca blanca, no puede ser".

Pero esa libre competencia ha derivado en muchos casos en una competencia desleal y feroz que repercute directamente en su trabajo. Respeto la libre competencia, insiste sí, pero "por 150 euros no se puede dedicar un tiempo razonable para lleva un divorcio "no es posible" pero que termina afectando no solo al cliente, sino "a la dignidad del abogado".

No todos son grandes despachos

Quedamos en la misma sede del Colegio de Abogados de Madrid con Sheila Manzanares y José Miguel Serrano. Son dos abogados que conocen de primera mano la deriva que ese nivel de competencia por captar a los clientes y rebajar los costes de los despachos está provocando.

Sheila tiene 27 años y ahora ha conseguido un contrato en un despacho "en condiciones dignas" pero no siempre ha sido así. José Miguel tiene 39 años y hace 9 decidió montarse por su cuenta y abrir un despacho unipersonal después de trabajar para otros despachos.

El problema, cuentan, es que "la precarización" de nuestro trabajo parte del momento en el que por ejemplo, hay compañeros que se publicitan como "primera consulta gratuita". "Puede ser legítimo, pero precariza nuestra profesión porque nosotros no servimos demandas al peso, sino que son nuestros conocimientos los que le dan valor a nuestro trabajo, y así se lo quitamos".

Consultas gratuitas o despachos de abogados que se sirven de famosos para publicitarse y captar clientes, pero que "no pagan al abogado lo que correspondería por sus servicios profesionales" porque esta profesión se está convirtiendo en "el paradigma del falso autónomo" con la externalización del trabajo.

¿Ingresos que rozan el salario mínimo? Pregunta a la que Sheila responde con una risa espontánea. "No es que se roce, es que muchos ni llegan". Somos muchos, si no quieres tú, ya vendrá otro, cierra la frase su colega.

¿Te puedes divorciar por 150 euros?

¿Te puede divorciar por 150 euros? Este era el ejemplo que ponía el decano del Colegio de Abogados y que también les trasladamos a ellos. "Haciendo un poco de abogada del diablo" puntualiza Sheila "sí te puede divorciar por 150 euros". "Una demanda con los nombres de las partes solicitando únicamente la acción de divorcio, un programa de digitalización de contratos, metes los datos y te divorcias". Pero un divorcio es mucho más y después llegan los problemas.

Hijos, pensiones, gastos de inmuebles en común, todo eso no se recoge en una demanda hecha por 150 euros y cuando una de las partes lo incumple, vienen los problemas haciendo bueno el refrán: "de casa del pobre, sale el dinero dos veces". A la larga, al que le trae problemas en este, o en otros muchos casos, es al cliente, cuyos nombres posiblemente ni conozcan quienes lo han tramitado.

De fondo, la competencia en una profesión en la que hay en este momento un exceso de oferta, porque siguen siendo muchos, aunque se va reduciendo el número de abogados en ejercicio. En este momento, según José María Alonso, sólo en Madrid cada año hay entre 2.000 y 2.500 abogados que aprueban el máster que les habilita para poder ejercer. Antes de la entrada del Plan Bolonia de educación, antes de tener que pagar y aprobar el máster, eran 10.000.

"Es una profesión muy exigente, no tenemos horas, el cliente piensa que su caso es el único del mundo, pero como decía Voltaire, y yo estoy de acuerdo con eso, es la profesión más bonita del mundo".

 
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