La cara negativa de las renovables
Estas energías requieren de grandes extensiones de terreno, por lo que su desarrollo supone una nueva presión sobre el territorio y los seres vivos que lo habitan
San Sebastián de los Reyes
Estamos viviendo una crisis ecosocial a nivel global nunca vista. En estos momentos la humanidad se enfrenta a un cambio climático que parece casi imparable y todos los ámbitos económicos tienen el reto de superar una crisis energética muy grave. Ante este panorama, con una economía basada en los combustibles fósiles, que anda a marchas forzadas buscando un cambio en sus modelos de consumo, está la transición energética sostenible, limpia, que tiene el reto de mitigar el calentamiento global.
Ante este panorama, las energías renovables parecen las grandes salvadoras y su despliegue es ya una apuesta de muchos estados a nivel global o de regiones como ocurre ya en la Unión Europea.
Pero como todo, esta implantación tiene una cara negativa, ya que se deben tener en cuenta todos los impactos y límites asociados al desarrollo de dichas fuentes. Entre otros condicionantes, y a diferencia de las energías fósiles, las energías renovables requieren de grandes extensiones de terreno, por lo que su desarrollo supone una nueva presión sobre el territorio y los seres vivos que lo habitan.
Mantener el actual consumo energético cambiando simplemente fuentes fósiles por renovables implica un mayor impacto ambiental, por lo que lo urgente y verdaderamente inaplazable es la mejora de la eficiencia energética y la reducción del consumo global.
En este contexto, la España despoblada parece que deberían convertirse en zonas de sacrificio para proyectos de las energías renovables a gran escala. Pero sus habitantes están decididos a hacerse oír.
Por este motivo, más de 160 asociaciones y plataformas ciudadanas, reunidas en ALIENTE, la Alianza Energía y Territorio, han convocado una manifestación el próximo 16 de octubre en Madrid, para hacer oír su propuesta de un modelo de transición distribuido y justo.
Su reivindicación es que no se limite a reemplazar los combustibles fósiles por fuentes de generación verdes a gran escala, sino que aproveche esta oportunidad histórica para democratizar el acceso a la energía, reducir su impacto en el medio ambiente y evitar que los beneficios de estas nuevas tecnologías, impulsadas por los fondos europeos con miles de millones de euros, se queden en manos de las grandes empresas del sector que controlan los precios del mercado, con el dramático resultado que estamos viviendo este verano.
Conocemos más sobre este asunto, hablando con Luis Bolonio, portavoz de la Alianza Energía y Territorio, y con el director de El Mundo Ecológico, Antonio Quilis.
Ecología: La cara negativa de las renovables
15:40
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