Alhambra Nievas: "Es muy imporante no diferenciar, que una niña no se vea limitada en el deporte por ser niña"

Granada

Alhambra Nievas (Beas de Granada, Granada, 1983) puede decir que ha oteado el horizonte desde la cima. Fue jugadora de rugby durante más de una década -llegó a ser internacional con España- y después se convirtió en árbitra y fue nombrada la mejor colegiada del mundo. Hasta allí, hasta la cumbre, llegó sin prisa pero con la constancia de los grandes exploradores que avanzan movidos por la pasión.

"Árbitra está bien, pero cuando me llaman árbitro también está bien, no me molesta", dice con naturalidad, con la misma que da de mamar a su hijo Luca mientras habla y construye un hermoso relato que nos conduce a sus años como jugadora de la Universidad de Málaga, que recrean sus tres internacionalidades con España, y luego se detienen en esa meteórica carrera como colegiada.

"Me convertí en árbitra por casualidad", recuerda durante la entrevista, "por acompañar a una amiga a una concentración, y luego fue todo muy rápido". Alhambra también se reflexiona sobre asuntos como la igualdad de género, en el deporte como herramienta de transformación social y en los valores que el rugby imprime para siempre en quienes lo practican.

"Es muy importante no diferenciar, que una niña no se vea limitada en el deporte por ser niña", declama con rotundidad.

También cuenta Alhambra cómo su familia fue aceptando que se dedicara al rugby, cómo le explicó a su madre que jugaría en el equipo de la Univerisda de Málaga, y cómo, siendo ya árbitra, su abuelo, al ver un partido por la tele le dijo: "¿No son muy grandes los jugadores? ¡Ponte lejos que como te den un tortazo me voy a quedar sin nieta¡".

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Y, desde luego, detalla cómo fue nombrada mejor árbitra del mundo en 2016, una década después de haber cambiado las botas por el silbato. La mejor del mundo en un mundo de hombres.

Escucha aquí la entrevista mantenida con Alhambra Nievas