Grupo Tudanca: Un legado forjado en la cultura del esfuerzo y un emblema de la Ribera
Conocemos desde sus instalaciones en un programa especial su sorprendente historia pasada, pero también su situación actual y futura, llena de posibilidades y expansión
Con unos 80 trabajadores a su servicio, la firma está presente en Miranda, Benavente o Madrid, pero sus productos recorren todo el mundo
TUDANCA PROGRAMA ESPECIAL
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Aranda de Duero
Una familia de valores, humilde, y diferente. Detrás de cada producto, de cada establecimiento, de cada avance, hay una historia dilatada pero también una humanidad que rezuma la ilusión del día a día. Eso se contempla con Tudanca. Una familia, y un grupo, que apostó en el pasado siglo por Aranda, y que hemos conocido más ampliamente con un programa especial que ha desarrollado la SER en sus instalaciones. Acogidos por Jesús Tudanca, hemos pasado primeramente una historia llena de esfuerzo.
"Recuerdo mis inicios en la pastelería de la calle Isilla. Han sido muchos años de dedicación y trabajo. Nuestros padres, Don Gregorio y Doña Vicenta, nos enseñaron a entrergarnos a ese trabajo, pero también nos hubiera gustado tener más tiempo que dedicar a los amigos. Tenemos un negocio en el que nunca ha habido día descanso. Nunca hemos cerrado en festivo", explica.
Los inicios de Tudanca
Cuenta Tudanca sobre los primeros pasos de la familia que "la pastelería original estaba en Burgos desde 1870 más o menos, que mis bisabuelos se establecieron allí, procedentes de la Bureba". "Mi abuelo decidió en 1914 trasladarse a Aranda porque Burgos se quedaba pequeño. Mi padre se casó en el año 40, buscó un futuro para sus hijos y se inició con un local en la calle Isilla. Mi madre era de La Horra, de familia de viticultores. Y la verdad sea dicha, siempre han sido grandes personas con mucha humanidad, pero he de reconocer que ella, Vicenta, era la que emprendió y la que tenía el empuje", asevera, orgulloso de la honradez que sus progenitores les inculcaron.
Fueron los primeros pasos antes de dar el golpe sobre la mesa que todo cambió. "Mi madre se dio cuenta de que en las áreas de servicio había productos locales, y pensamos en hacer productos locales. Hicimos yemas de Aranda, pero se dio cuenta de que sobraban las claras de los huevos, y pensó en hacer con ellas pastas con piñones. Así ya teníamos una cosa y la otra. Realmente se notó mucho en nuestra economía, que dio un salto cualitativo. Luego, mi madre me mandó a Madrid para hacerme con los terrenos junto a la Autovía en Fuentespina. El área lo inauguramos en el 83, con un proyecto importante y una inversión muy por encima de nuestras posibilidades; tuvimos que pedir préstamos a los bancos. Puedo decir orgulloso que a los tres años de pedirlos, devolvimos todas las pesetas. El Área Tudanca es un referente a nivel nacional", reconoce Jesús.
El Área Tudanca
Después, llegó lo demás. "Casi todos los negocios que tenemos están en la carretera. Un hotel en Miranda al pie de la A-1, otro en Benavente, en la A-6. Y luego nos expasionamos; somos también copropietarios de un hotel junto al aeropuerto de Barajas. Y ahora podríamos estar gerenciando una red de áreas de servicio, pero estábamos tan completos de trabajo que ni tuvimos tiempo de pensarlo. Tampoco me lo echo en cara, creo que nos ha ido bien. Con el hojaldre logramos por ejemplo mucha calidad, y decidimos comercializarlo. Yo en su momento tuve que elegir entre estudiar o seguir con lo de mis padres, y decidí por lo segundo. Llevo 60 años trabajando", expresa.
Presente y futuro
Javier Yague es el adjunto a la gerencia de este grupo de empresas. Y también sobrino de Jesús. Cuenta que escuchándole "veo a mis abuelos, al amor al trabajo, la perseverancia y la honradez; un ejemplo que nos han dado y que nos llena de orgullo... Jesús es un relaciones públicas, tendrá 77 años pero nunca dejas de aprender con él".
"Los eventos este año se han realizado con restricciones, no se han podido lograr números mejores a otros años, pero la perspectiva es poder volver a la normalidad", cuenta sobre una de las ramas de su trabajo. "Tenemos ferias de bodas en Madrid y Valladolid, integramos la opción de casarse junto al viñedo, con carpas donde se insertaba la fiesta... ¿El futuro? Vemos un empujón grande, en 2021 hemos visto muchas ganas de celebrar y disfrutar de tantos momentos. Por eso hemos realizado una inversión importante en el spa, en Inacua, vamos a mejorar nuestras entradas de convenciones, hacer una terraza más grande, meter placas solares para ser más condescendientes para la gente que nos sigue...", ennumera.
Otro es la bodega, donde acaban de lograr un premio. "He de dar las gracias a mi abuela y a Julián Sardina, por su herencia. Tener tantos reconocimientos y medallas, primeros premios... Es un orgullo más", refleja. Sobre la pastelería dice que "tenemos mucho avanzado con el hojaldre aunque hemos sacado cosas nuevas porque siempre los piden... También hemos sacado los desayunos a domicilio, con un buen detalle después de tanto tiempo sin vernos". Y el hotel, con un nuevo spa "es innovación continua".
La inversión y el atrevimiento siguen "gracias a la labor de mis antecesores, que nos han dejado unos negocios con tranquilidad donde podemos seguir innovando y mejorando, haciendo Tudanca un poco más grande", sentencia Javier, que solo busca hacer tan grande a esta firma, como lo es una familia entregada a su tierra. A su gente.