"Fue demoledor": el testimonio de los trabajadores de Emulsa durante el confinamiento

Gijón

La crisis sanitaria derivada del coronavirus forma casi parte del pasado. Sin embargo, en ocasiones es bueno no olvidar para aprender a la hora de mirar hacia adelante. Hubo varios colectivos que en la parte más complicada de la pandemia, el confinamiento, estuvieron dando la cara y trabajando para que, cuando tocara volver a la normalidad, todo estuviera en perfecto estado de revista. Entre ellos se encuentra el de los trabajadores de la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano. De hecho, Emulsa se adaptó a la situación reforzando los servicios. Tres turnos se encargaban de la limpieza y el número de efectivos se elevó hasta los 350.

Sin embargo, ¿cómo fueron aquellos días?, ¿qué sensación tenían cuando recorrían las calles de una ciudad totalmente vacía?, ¿pasaron miedo por poder contagiarse de un virus desconocido mientras desarrollaban su tarea? Margarita Serrano es conductora de camiones y define aquellos días con una sola palabra: "demoledor". En su cabeza está el recuerdo de lo que dejó de ser Tremañes. "Yo llegaba a las ocho de la mañana y aquello era un hervidero de coches y camiones. En el confinamiento ni un alma. Me daba la sensación de estar viviendo una película de 'Mad Max' y decía 'se murió todo el mundo y solo existe Margarita con el camión'. Todas las mañanas sentía que estaba sola en el mundo".

Algunos como Susana Fernández se emocionan al recordar lo vivido. Capataz de limpieza viaria, asegura que "fue una época muy dura. Ir por las calles y ver que solamente estamos nosotros. Muy triste y no sabes lo que va a pasar porque cada día cambiaban las cosas". Sin embargo, también sabe ver la parte positiva de las cosas. "La gente, los trabajadores se portaron excepcional. Colaboración a tope, no había ni una pega para nada pese a que cambiábamos la forma de trabajo todos los días. La gente con carteles que decían 'Gracias Emulsa'. Daban ganas de llorar de emoción porque decías 'Mira, al final somos importantes'".

Alberto Carmona, operario de barredora, lo vivió desde otra óptica, también complicada. "Me tocó con baldeadoras desinfectando centro comerciales, farmacias, residencias de ancianos... Menos doce días trabajé el confinamiento entero. Me trague toda la pandemia", recuerda.