Mismo lugar, realidades distintas: la recuperación desigual de los loteros de Madrid
Mientras que algunos ya facturan igual o más que en 2019, otros siguen arrastrando los efectos de la crisis del coronavirus
Madrid
Roberto González acude, fiel, como cada año, a las puertas de Doña Manolita. No le importa esperar en la larga cola que bordea las dos esquinas adyacentes a la administración de lotería más popular de Madrid. “Venimos de Medina del Campo, Valladolid. A ver si tenemos suerte. De hecho ya nos tocó una vez un segundo premio”. González se lleva 40 décimos, para él, su familia y amigos. Concha Corona, gerente de Doña Manolita, asegura que están ante uno de los mejores momentos desde que estallara la crisis de la covid. Una situación similar a la que viven otros establecimientos del centro de la capital. De hecho, todos coinciden en que el puente del Pilar ha supuesto un punto de inflexión para el sector. Sin embargo, no todos los loteros se están recuperando al mismo ritmo.
Paloma de Marco heredó el negocio de lotería Los Gordos de su padre. Desde hace años, reparte suerte en el bajo número 12 de la Puerta del Sol. No lo seguirá haciendo por mucho tiempo más. La próxima semana cambia de ubicación a un local más pequeño, aunque también céntrico. No se va muy lejos, pero reconoce, con pena, que los elevados precios de los alquileres no le permiten mantenerse en su actual localización. “Llevamos años arrastrando pérdidas y la pandemia ha sido la puntilla. Ahora hay más negocios que ofrecen juegos de azar y la clientela se fracciona”, afirma de Marco. El puente ha sido el mejor momento de la temporada, pero las ganancias dejan un sabor agridulce: “Este poquito que ha mejorado, porque hay más gente en Madrid, no va a solventar la deuda tan grande que hemos contraído estos meses”.
Otra administración, a medio camino entre Sol y Plaza de España, vive una situación similar a la de De Marco. El encargado, que prefiere no dar su nombre, confirma que se está reactivando el negocio, pero todavía queda mucho camino por recorrer. La temporada pasada, según afirma, fue muy dura porque “la gente no quería venir al centro por la covid y no hubo tantas ventas”. Ahora, ya sin restricciones de movilidad y tampoco sin límites de aforos en Madrid, las previsiones son más optimistas, admite. Las expectativas de todo el sector ya están puestas en el puente de diciembre. La capital recibe muchos turistas en esos días y hay buenos registros de ventas.
Los loteros que venden a pie de calle tampoco atraviesan su mejor momento. Ellos esperan diligentes y cargados de paciencia en las puertas de las grandes administraciones. Buscan al cliente que tiene prisa, el que no está dispuesto a aguantar colas de media hora o cuarenta minutos. Por dos euros más, la compra es inmediata. Manuela Mechán y Richard Salazar, junto a otras cinco personas, a veces son más, llevan desde las 9 de la mañana, momento en el que abren estos locales, con los décimos a cuestas, rondando algunos de los establecimientos más multitudinarios. Para ellos, todavía siguen sin alcanzarse cifras de 2019. “Las ventas van mejorando, pero todavía queda mucho por conseguir”, lamenta Salazar. “El puente se ha notado algo más, el resto de días son peores”, apostilla Mechán.
La otra cara del sector
La recuperación está siendo diferente para el sector en esta misma zona. En un lateral del final de la calle del Carmen, cuando ya se divisa al fondo la Plaza del Callao, está situada Doña Manolita. Las largas colas de clientes, que ya llevan meses siendo un decorado más del paisaje madrileño, son la mejor prueba de su reactivación. Concha Corona, gerente del negocio, confirma que “se está vendiendo, incluso, un poco más que en 2019”. Una situación que achaca a “las ganas” que tiene la gente de recuperar la normalidad y olvidarse de “todo lo que hemos pasado”.
El puente del Pilar también ha supuesto un revulsivo en las ventas de otras céntricas administraciones, como el Doblón de Oro. En un pequeño kiosko situado en un extremo de la Puerta del Sol, Lourdes Martín reparte ilusión junto a su madre cada día. “Hemos recuperado cifras de facturación prepandémicas. Ya llevamos ganado más del doble que el año pasado, que fue horroroso. Esperamos que la festividad de diciembre sea igual de buena”, asevera. Martín celebra la vuelta del turismo a las calles de Madrid. De momento, los visitantes son principalmente nacionales, los que más compran, aunque también va mejorando las llegadas internacionales.
Turistas y clientes de toda la vida
En las colas de espera de las administraciones del centro de Madrid, hay diferentes perfiles de compradores. El turista, sobre todo nacional, es el que más se repite. Visitan la ciudad, recorren los puntos más emblemáticos y ponen a prueba su fortuna adquiriendo boletos. Alicia Pizá ha venido de Mallorca a pasar unos días con su familia en la capital y, al igual que otros ciudadanos, no quiere irse sin décimos, en concreto, cuatro. Un poco más ha comprado Eider Narbona que se lleva a casa, al País Vasco, 12 boletos para repartir entre su “cuadrilla de amigos y familia”.
El vaivén de viajeros fluye con los clientes fijos, los que acuden cada año al centro de la capital empujados por los altos índices de éxito que normalmente cosechan estas administraciones —por ejemplo, Doña Manolita vendió el año pasado boletos del Gordo y del tercer premio, entre otros—. Benigno Alonso es dueño de una carnicería en el sur de Madrid y siempre compra los décimos que vende en su local en Doña Manolita. Tradición que comparte Azucena Pérez, vecina de Alcobendas. Aprovecha sus visitas a Madrid para llevarse una pizca de esperanza a casa. “Lo hago todos los años. Nunca me ha tocado, pero, oye, quién la sigue la consigue”, admite entre risas, mientras guarda en su monedero cuatro décimos que desempolvará dentro de 68 días, el próximo 22 de diciembre.
Minerva Marcos López
Periodista en la sección digital de la SER. Antes en Radio Madrid, el programa 'Hoy por Hoy' y en la...