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La fiscalía pide 30 años de cárcel por explotar un anciano, obligándole a mendigar hasta que perdió la pierna

Los presuntos tres explotadores le sometían a jornadas de hasta 16 horas sin beber, comer y haciendo sus necesidades en una botella

Las condiciones extremas y la falta de higiene le provocaron gangrena y necrosis por las que tubieron que amputarle una pierna

Los acusados vendieron a la víctima por 400 euros a otro supuesto explotador

Imagen de un indigente en el centro de Barcelona / Cadena SER

Barcelona

La fiscalía pide 30 años de cárcel para un dos hombres y una mujer que engañaron a un anciano de Rumanía y le trajeron a Barcelona obligándole a mendigar en el centro de Barcelona en condiciones extremas. No le daban de comer ni de beber. Le hacían estar de 6h de la mañana a 22h de la noche en la calle recogiendo limosna. Nunca le dieron un euro de lo que ganó mendigando y tampoco le llevaron al médico cuando su enfermedad empeoraba. Estaba en condiciones tan "deplorables", según la fiscal, que cuando la policía le rescató en 2018, tuvieron que amputarle una pierna. La fiscal acusa a los tres investigados de trata de seres humanos y lesiones.

La víctima tiene ahora 76 años. Hace cinco, vivía en Rumanía. Era viudo, no tenía hijos ni tampoco trabajo y subsistía gracias a la ayuda de algunos vecinos. Sin entorno, dinero y con una enfermedad que le obligaba a ir con muleta, un matrimonio rumano "vieron en él la oportunidad de obtener ingresos diarios a costa de la explotación en mendicidad", asegura la fiscalía en su escrito de acusación al que ha tenido acceso SER CATALUNYA. La pareja contactó con él y le propusieron que les acompañara a Barcelona, prometiéndole que ganaría mucho dinero. En octubre de 2016, se subieron con él a un autobús que condujo de la ciudad rumana de Ploiesti hasta Barcelona. En el trayecto, le contaron que le harían pedir limosna, pero que repartirían los gastos al 50%, mientras se quedaban con su pasaporte.

Cuando llegaron a Barcelona, le hicieron dormir sobre cartones en un local abandonado. A la mañana siguiente, empezó lo que sería su pesadilla durante seis meses. De lunes a viernes, le dejaban en Gran de Gracia, al lado del Hotel Fuster, de 6 de la mañana a 22h de la noche mendigando. No le daban ni comida, ni agua, ni ninguna comodidad. Solo un cartel de cartón pidiendo limosna y una silla de ruedas, a su lado, a la que no se podía subir por falta de fuerzas. Durante el día, vigilaban que no se marchara o denunciara su situación y le retiraban el dinero que le habían dado los peatones. Se alimentaba solamente, según la fiscal, con aquello que le daban los peatones y hacía sus necesidades en una botella.

Pese a que padecía una enfermedad vascular, estuvo seis meses, incluidos un otoño y un invierno, en estas "circunstancias deplorables", según el escrito de acusación. La falta de higiene, de vestimenta o de asistencia sanitaria empeoraron las patologías de la víctima. Una gangrena en el pie, que empeoraba, obligó a los explotadores a llevar a la víctima a un hospital en Rumanía para que le amputaran los dedos. Antes de cumplir la recuperación, volvieron a Barcelona y siguieron explotándole sin que recibiera un centavo. Según la fiscalía, cuando el hombre pedía dinero a sus explotadores, éstos se burlaban: "¿Para qué quieres tú el dinero?".

Pasados algunos meses, el matrimonio puso precio a la víctima. 400 euros. La pareja volvió a Rumanía pero vendió la víctima a otro presunto explotador por ese precio, 400 euros. Éste acusado, también de origen rumano, siguió obligando a la víctima a mendigar en la zona del Paseo de Gracia, pese a que tenía más de 70 años y múltiples enfermedades que empeoraban. Finalmente, el dolor le obligó a pedir ayuda a los peatones, que avisaron a servicios asistenciales y éstos a la policía. Cuando la víctima, ya en manos de la justicia, entró en el hospital de Sant Pau sufría su estado de salud era deplorable. Los médicos le diagnosticaron una pseudoartrosis crónica, una fractura del húmero crónica, una luxación, además de corroborar el avanzado estado de su enfermedad vascular. No es todo: la necrosis en sus extremidades obligó a los sanitarios a cortarle una pierna por debajo de la rodilla, y ahora, la víctima sufre el síndrome del miembro fantasma.

Por todo ello, la fiscal acusa a los tres acusados de dos delitos de trata y mendicidad además de dos delitos de lesiones. El ministerio público reclama para cada uno de ellos un total de 30 años de prisión; 12 por trata y 18 por las lesiones. En total, 90 años de cárcel para los tres. Además, la fiscal cifra en 224.184 euros la indemnización que reclama a que los acusados paguen a la víctima en concepto de indemnización.

 
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