Jon Kareaga, persona con altas capacidades: "He sangrado por la nariz por pensar demasiado"

Bilbao

"Cuando me dijeron que podía ser una persona con altas capacidades, tuve claro que no se lo iba a contar a nadie. Era diferente y la gente nunca iba a terminar de entenderme". Fue la primera reacción de Jon Kareaga nada más conocer que él podía estar entre el 2% de personas con un conjunto de talentos por encima de la media y con un alto rendimiento. A pesar de las reticencias iniciales, finalmente decidió compartirlo.

Creativo y con ambición, Jon Kareaga siempre ha destacado por ser un joven activista que lucha por el planeta y contra el cambio climático. En 2019 protagonizó una sentada de cinco días junto a un escaparate de una conocida marca de moda para denunciar "el consumo masivo y poco sostenible". Es cofundador de Bask, una marca de ropa que utiliza la moda como herramienta de transformación social. Hace cuatro semanas, en una conocida red social, compartía la siguiente reflexión: "Hace cuatro meses, tuve la fuerza y la valentía de reconocer, de una vez por todas, que algo no iba bien en mí y que necesitaba ayuda, una respuesta, un nombre que definiera quién era y explicara el porqué de ser así. Hace 2 semanas, por fin pude poner palabras a lo que me pasaba. Me identificaron como una persona con altas capacidades y sentí ese alivio que se experimenta cuando por fin uno pertenece a un grupo que comparte un funcionamiento similar al propio".

En A vivir que son dos días Euskadi, Jon ha relatado sus años de incertidumbre y de desasogiego. "Un día llegué a casa llorando. Tenía 23 años y no me conocía, no sabía quién era realmente", relata. "Yo sabía que estaba mal pero no sabía lo que me pasaba ni que eso que me ocurriera tuviera nombre". Añade que "la hipersensibilidad que sentía por los temas medioambientales, en parte, se debía a las altas capacidades".

La Cadena SER en Euskadi ha servido de lugar de encuentro de Jon Kareaga y Maider Belda, psicopedagoga y ella misma identificada con altas capacidades. "Una de las reacciones principales de los padres cuando les digo que su hijo tiene altas capacidades es la de ponerse a llorar. Se llevan un disgusto muy grande porque asusta, porque saben que su hijo es diferente y porque son conscientes de que no cuentan con unos recursos claros". Jon añade que para él fue una maldición saberlo. "Me di cuenta de que era una faena pero, también es verdad que todo tuvo sentido. Empecé a repasar mi vida desde que tenía conciencia y todo cobró sentido", afirma. Jon no es capaz de leer un libro porque le cuesta concentrarse apenas 5 minutos. "Leo en diagonal y me quedo con los datos", cuenta. "He llegado a sangrar por la nariz por pensar demasiado".

Más chicos que chicas

Belda explica que la clave está en el autoconocimiento y en la aceptación de las propias capacidades. "Hay que trabajar las debilidades y respetar cómo eres tú. Desde ahí sí se puede ser feliz". Sobre esta cuestión, Jon reconoce que siempre ha tenido una "estrategia de adaptación increíble, nunca he sido standar y siempre he querido adaptarme y tener amigos". "Gracias a eso, advierte, que ha supuesto una energía increíble, ahora puedo tener una vida normal".

El Gobierno Vasco ha identifaco a más de 750 escolares con altas capacidades, 7 de cada 10 son chicos.  Cuenta con un Plan de Atención Educativa para el Alumnado con Altas Capacidades que busca sistematizar la intervención con el alumnado y formar y sensibilizar a la comunidad educativa. Cada caso es diferente aunque destacan por tener un cociente intelectual por encima de 130,  ser creativos, tener pensamientos divergentes, personas coherentes, con destreza verbal y mayor lucidez a la hora de ver el mundo.