Gomex, una vida entregada al pequeño comercio
Francisca Mesana regenta una pequeña tienda de la calle Velázquez de Palma, fundada en 1954
Gomex, una vida entregada al pequeño comercio
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Palma
El trato familiar con el cliente de toda la vida, la atención personalizada, la entrega absoluta y verdadero amor por el negocio es lo que ha hecho de Gomex uno de los comercios emblemáticos de Palma.
Una pequeña tienda ubicada en la calle Velázquez, hoy calle peatonal que convive con el rastro de lo que fue y de lo que quiere ser en el futuro. Nuevos establecimientos, dos cafeterías que ven en su actual forma peatonal una oportunidad de negocio y que conviven con locales que se alquilan o se traspasan. En el número 9 de la calle, uno de los últimos comercios que se despide de la zona, la papelería Minerva, que abrió sus puertas en 1938, y que hoy únicamente conserva el rótulo. Decenas de ellos, de rótulos, inundan unas decadentes galerías Velázquez. Una fotografía fija de la dificultad para relanzar el comercio tradicional, comercio que la ciudad y, en concreto, la calle Velázquez, añora.
Son unos pocos los que mantienen su local en pie por amor al oficio y al negocio. Frente a las galerías una tienda que nació en 1954. Gomex sigue en Velázquez esquina con Carrer del Cazador desde 1954. Encima de la tienda, en la primera planta, un local que se alquila, vacío, pero que todavía conserva el nombre de lo que un día fue: 'Futura mamá costura'. Y al lado, nuevas formas de negocio. Un centro de masajes tailandés y un local dedicado al asesoramiento jurídico que nos invita a entrar y a 'vivir sin deudas'.
La historia de la calle Velázquez es también la de Amado y Felipe dos hermanos que tras probar suerte en Argentina decidieron trasladar sus ideas de negocio a Palma. Negocio que ahora mantiene Francisca Mesana, viuda de Amado, 67 años después. Un día más llega al negocio que puso en marcha su marido y al que le dedicó su vida hasta los 84 años.
Nos abre las puestas de su negocio, de su casa. Un pequeño rincón que, a primera vista, nos sugiere experiencia, sacrificio. El desorden habla de pedidos, de entregas pendientes y de mucha vida.
Francisca, sola al frente del negocio, se maneja con una agilidad asombrosa entre centímetros, materiales y colores que anota en forma de pedido en su cuaderno de notas y después traslada al ordenador.
Tela de modalidad náutica para el toldo de una vivienda, espuma de diferente grosor y espesor. Charla con el cliente hasta asegurarse de qué demanda exactamente, sin prisa, escuchando al cliente, aconsejando. Es amor al negocio, el legado que le dejó su marido que ella mantiene y mantendrá hasta que la salud se lo permita.