La víctima de una violación múltiple en Manresa: "Ahora tengo fobia a los hombres, incluso de mi familia"
La Fiscalía pide 55 años de cárcel a cuatro hombres acusados de violar por turnos a una menor en 2019
Barcelona
La cámara de la Audiencia de Barcelona enfoca al techo para proteger la identidad de la víctima. Un biombo la separa de los cuatro hombres que afrontan una pena de 55 años de prisión por violarla presuntamente por turnos hace dos años, cuando todavía era menor de edad. Tenía 17 años.
Los conoció una tarde en el centro de Manresa y le propusieron ir a cenar con ellos, para hacer tiempo antes de salir a las fiestas de Sant Vicenç, una localidad cercana, donde había quedado con una prima. Bebieron, fumaron porros y bailaron. "Estaba a gusto", relata. Hasta que la llevaron a una habitación, la desnudaron y empezaron a entrar uno tras otro para agredirla sexualmente, pese a que ella dice que no.
"Les hice entender de todas las formas que pude, que no quería", ha asegurado con voz firme, en una declaración de más de una hora. Un relato angustioso, insoportable cuando su abogado le ha preguntado por las secuelas de esa agresión: "mi vida es una puta basura", ha concluido A. que hoy tiene fobia a los hombres.
"Mi vida ha cambiado mucho. He engordado 40 kilos en un año y medio por la ansiedad", ha declarado la víctima, que hoy apenas se atreve a salir de la habitación y se ve incapaz de salir sola a la calle. "No tengo contacto con mis amistades por la depresión que tenía; tengo muchísimos ataques de pánico y de ansiedad. Recuerdo constantemente lo que me pasaba, lo que me ha pasado", ha descrito A, que hoy tiene "fobia a los hombres". "No quiero que me toquen. No me gusta ni me siento cómoda con hombres, incluso con familiares que son hombres", describe la víctima que explica que todavía hoy duerme en estado de alerta y que piensa a menudo en el suicidio.
Su vida cambió el 13 de Julio de 2019. Estaba sola en la plaza Europa de Manresa. Allí conoció a un grupo de jóvenes. "No sé quien empezó a hablar a quién, pero era muy simpáticos". Le ofrecieron un kebab y fueron al piso ocupado en el que vivían. Un domicilio insalubre, según ha descrito uno de los Mossos que investigaron la agresión. Allí comió un pedazo del bocadillo y bebió tres chupitos de whisky. También dio dos caladas a un porro, mientras algunos de los jóvenes del salón consumían cocaína. "Pusieron música magrebí y estuvimos bailando todos super a gusto", ha relatado la joven, que asegura que hasta entonces no hubo ningún contacto físico ni tampoco ninguna atracción. Ni ella se insinuó - no le interesaba - ni lo hicieron ellos.
Pasadas unas horas, y pese a que ella pensaba que se encontraba bien, la llevaron a una habitación, insistiendo que necesitaba dormir. Solo había un colchón en el suelo, una ventana que dejaba pasar la luz de la luna y un espejo. En seguida entró el primero: "Empieza a tocarme el cuerpo, los pechos. Me desnuda. Y se me pone encima". La violó, explica. "Intentaba levantarme, chillo, le digo que pare", ha respondido a las preguntas de la defensa, entre el llanto y la rabia. Nadie acudió a sus gritos, pese a que el salón estaba "lleno de gente". "Ponía todo su cuerpo encima mío y me sujetaba; no podía moverme", relata A. "Cuando acaba, se va y entra otro". Así hasta cuatro veces.
El último olvidó el móvil en la habitación. Un teléfono con el que iluminaban la estancia mientras presuntamente la agredían sexualmente. "Pensé en levantarme e irme, pero me daba mucho miedo porque en el comedor había muchísimas personas". Así que aprovechó que la dejaron un rato encerrada para llamar al 112 con el móvil de uno de los acusados. Relató lo que le había sucedido a emergencias y a un agente de los Mossos, que fingió ser un amigo de la víctima cuando uno de los presuntos violadores entró en la habitación y le arrebató el teléfono. Tras suplicarle a los acusados que la dejaran salir. Finalmente accedieron y la acompañaron a la calle, donde le pidió el teléfono a uno de ellos con la excusa de llamar a un familiar: "Cuando se dieron cuenta que no estaba llamando a mi madre sino a emergencias, cogieron el móvil y salieron corriendo". Los Mossos llegaron al poco y detuvieron a los acusados.
La fiscalía acusa a los cuatro investigados de tres delitos de agresión sexual y un cuarto intento de violación y pide para ellos la pena máxima para este tipo de delitos. Además de la pena de prisión, el ministerio público exige una orden de alejamiento de la víctima y de la ciudad donde resida hasta 10 años después de la condena. El juicio seguirá hasta el 22 de noviembre, cuando está previsto que declaren los acusados.
Testimonio de una vícitma de violación en Manresa: "Mi vida una puta basura"
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