El transporte vasco se resiente por la crisis de suministros y el alto precio del combustible
A la falta de camioneros en Euskadi y el Brexit se le suman los cortes de producción por el precio de la luz y el alto coste de los carburantes
San Sebastián
La crisis de suministros en la que está sumida medio mundo se resume en una sola imagen: la del puerto chino de Ningbo-Zhoushan —el cuarto más grande del mundo en volumen de mercancías— paralizado durante dos semanas en agosto por un solo caso asintomático de coronavirus. Con esa imagen plasma Virginia Navarro, presidenta de la Asociación de Consignatarios de Buques y Estibadores del Puerto de Bilbao, la realidad de la crisis de suministros.
Una crisis que, por el momento, no está suponiendo un problema de importación en las dársenas de Santurtzi, pero sí en los puertos ingleses, donde la falta de camioneros está complicando todavía más que las mercancías, aunque tarde, lleguen al Reino Unido. Todo ello en un puerto en el que el mercado británico es fundamental: el 30% de las exportaciones marítimas de España con la monarquía de Isabel II salen desde Bilbao.
El tráfico marítimo mundial contempla ahora mismo como dos cuellos de botella estivales no terminan de resolverse: ni el parón del puerto de Ningbo-Zhoushan ni el bloqueo del canal de Suez están completamente superados en los muelles europeos.
En Santurtzi la situación, ya por el Brexit algo más compleja, se ha complicado con esta crisis de suministros y el encarecimiento de la energía. Este cóctel económico ha hecho que empresas como Sidenor o ArcelorMittal paralicen total o parcialmente su producción por el alto precio de la luz, lo que ha hecho que se ralenticen las exportaciones y, en consecuencia, la recuperación del tráfico de mercancías en Bilbao.
Por carretera faltan transportistas... y el combustible está carísimo
Sin embargo, si la situación marítima no pasa por su mejor momento, la del transporte por carretera tampoco. Así lo refiere Alberto Núñez, técnico del sindicato Hiru y que cuenta, en declaraciones a Radio San Sebastián, que los altos costes del combustible se han sumado a un problema que —al igual que el Brexit en el tráfico marítimo— tiene un recorrido que va más allá de la pandemia: "la falta de un relevo generacional en el sector".
Al igual que en Reino Unido —aunque sin problema migratorio—, en Euskadi a los camioneros que se están jubilando no les están sustituyendo nuevos transportistas. Una situación que se debe, en opinión de Núñez, "a una máxima que se ha seguido en el transporte desde hace mucho tiempo: buscar siempre el mínimo coste". Algo que está tensionando más la situación de un sector donde predominan los autónomos y las pequeñas cooperativas, sin mucho margen de negociación de precios con quienes contratan sus servicios.
Los minoristas, los grandes perjudicados
El resultado final de todo este encarecimiento afecta directamente a los minoristas. Iker Aguirre, jefe de ventas de Ford Mintegi, ha indicado a Radio Bilbao que los plazos para recibir coches se han duplicado e incluso, en algunos casos, las fábricas "no ponen ni fecha".
¿Y cómo solventan esta situación? Aguirre suspira, porque llevan ya más "de tres o cuatro meses" así. Hacen "cartera" y según van llegando los coches, matriculan y así es como pueden "maquillar" el resultado.
Sin embargo, aquellos que compran un coche por "necesidad" recurren al mercado de segunda mano, un mercado que ha subido "espectacularmente" los precios por la alta demanda. Todo en medio de un cuello de botella que no se espera que se desatasque hasta verano de 2022, según las fuentes consultadas por la SER.