La soledad de Ramón

León

Hace unas horas Felipe Llamazares asistía en Santo Domingo al último capítulo de Jorge Romero como entrenador de la AD Alcorcón, que repescará a Fran Fernández después de que hace varias semanas destituyera a Anquela. El cuadro alfarero y la Cultural comparten dirección con Iván Bravo como figura troncal de dos proyectos que, en lo deportivo, caminan en el alambre. Al director general culturalista le toca ahora lidiar con una situación límite tras asumir en primer persona la elección de Ramón González como entrenador del primer equipo (como hizo el Alcorcón con Romero) y encontrarse en la décima jornada con una rebelión externa, algún que otro incendio interno y la agenda de entrenadores de emergencia abierta de par en par.

El puesto de Ramón está en entredicho. Los detractores crecen a medida que el equipo pierde crédito a chorros. No es una plantilla para, a pesar de lo que exigen los hinchas, aspirar a las cotas más altas, pero la flagrante involución del plan futbolístico alarma a directivos, aficionados y hasta los propios jugadores. El goteo de puntos en forma de empates no agrava la situación clasificatoria, por el momento al menos. Si el Comité de Competición atiende el recurso presentado por el DUX Inter por alineación indebida del Unionistas (jugó con 12 durante un minuto), la Cultural se quedaría a solo un partido de la zona de descenso directo, pero la cúpula ha dejado pasar esta semana a la espera de una reacción que consideran improbable.

Como es su obligación, Ricar Pozo no pierde de vista el mercado de entrenadores, aunque, llegado el caso, la patata no puede ser más caliente. Si cae Ramón, la Cultural habrá tenido cuatro entrenadores en un año. Dice poco de las decisiones deportivas tomadas. Y entonces la gestión del director deportivo volvería a estar en el candelero y, por ende, la de Llamazares, a la cabeza del desaguisado. Al clavo ardiendo del Racing de Santander, rival temible, se agarran unos y otros esperando que el viento cambie de dirección. ¿Es la solución o sería aplazar el problema?

Esta es la semana de Ramón, un técnico sufriente, como el juego de su equipo. Promete insistir en el método, aunque se quede solo. "Enemigos" no le faltan. Desde el dueño de uno de los principales patrocinadores del club que se pasea habitualmente por los palcos (días atrás cargó contra el entrenador en un medio de comunicación) hasta alguno de sus propios futbolistas. Salta a la vista la falta de sintonía con Galder Cerrajería, uno de los fichajes más importantes y el segundo jugador con menos minutos en lo que va de temporada. Y no es el único. La cuerda llegará tensa a la matinal del domingo, mientras unos y otros ponen buena cara. Hasta nueva orden quedan las palabras de Luis Ballesteros, embajador de la Cultural, en "León Deportivo": "fue un acierto contar con Ramón. Desde el club no tienen ni un ápice de duda. Preocupación toda, pero la confianza en él es completa. Dependemos ahora de los futbolistas".