Una entidad abandonada a su suerte
El club aragonés se ha convertido en uno más de la segunda división y su único objetivo pasa por la permanencia

Yarza, Alierta y Sainz de Varanda, en una imagen de archivo en Boltaña / S. Fuertes

Zaragoza
Cuando un club histórico como el Real Zaragoza lleva nueve años en segunda división algo no funciona. Si además, lleva cuatro de los últimos cinco peleando por evitar el descenso a la tercera categoría del fútbol español, es señal de una gestión calamitosa. El Real Zaragoza, algo más que un club de fútbol con 89 años de vida para una Comunidad Autónoma como Aragón, está abandonado a su suerte.
La Fundación Zaragoza 2032 llegó en 2014 para salvar a la entidad de su desaparición, tras más de una década de "Agapitismo" que a punto estuvo de llevársela por la borda. Las familias Alierta, Yarza, Iribarrem y Forcén desembarcaron con la intención de arreglar su desastrosa situación económica y ascenderlo cuanto antes a primera división. En la caja, más o menos, han conseguido poner orden, pero la gestión deportiva ha derivado a que el club atraviese el momento más delicado de su historia.
Se especuló con una venta este verano a Spain Football Capital, también se descartó la entrada de Ander Herrera y César Sánchez con la inversión de capital por parte de los ex-jugadores. El tiempo de los actuales gestores se ha agotado, se necesita sabia nueva porque sus decisiones están siendo claramente muy erróneas.
De los últimos cino años, en cuatro su objetivo pasa por evitar el descenso, algo que podría tener unas consecuencias incalculables. Tan solo la tercera etapa de Víctor Fernández al fente del Real Zaragoza tuvo al equipo a un paso de conseguir el regreso a primera división. Víctor fue algo más que un entrenador, fue el que dio criterio a los fichjaes, al perfil de futbolistas a firmar. Tuvo ese ojo tan necesario cuando se dispone de uno de los límites salariales de la parte baja de la tabla.
Lo que el ojo no ve
Ni Lalo hasta su despido la temporada pasada, ni en la actualidad Torrecilla, han sabido montar plantillas competentes con los escasos recursos que maneja la entidad como límite salarial. Cuando el director deportivo de turno no tiene dinero para hacerse con los futbolistas más codiciados, es vital su capacidad para saber pescar jugadores con menos caché pero un gran futuro. Desafortunadamente para el Real Zaragoza no lo han conseguido y sólo se ha hecho rellenar plantillas con futbolistas intrascendentes o cuyos mejores años ya pasaron hace mucho tiempo.
Como muestra un botón, el último partido ante el Mirandés. No hablamos del Eibar, del Almería o del Valldolid, algunos de los clubs con más dinero para fichar. Los burgaleses, por ejemplo, firmaron este pasado verano a Riquelme y Camello, cédidos por el Atlético de Madrid, o a Gelabert, a préstamo del Real Madrid. MIentras tanto, aquí se apostó por lo que se apostó.
Al menos al Real Zaragoa le queda su gente, mucha de ella, los más jóvenes, solo han visto penurias. Más de 23.000 abonados en esta situación y con buena parte de ellos a los que sus abuelos o su padres les han contado que el club al que aman desde que nacieron fue muy importante en la primera división y uno de los pocos que cuenta con títulos internacionales. La quinta ciudad de España languidece por los suburbios del fútbol español, mientras los responsables de su club de fútlbol no tienen intención de tomar decisiones que cambien el futuro. Su tiempo ha caducado; sin embrago continúan con sus guerras internas y algunos se han apoltronado sin ninguna inteción de salir.

Santiago Sáez
Redactor de Deportes. Cubre la información del Real Zaragoza desde 1995, año en el que se incorporó...




