La Real se estrella contra el Sturm Graz

San Sebastián

La Real Sociedad sacó 19 córners y realizó 30 tiros sobre la portería del Sturm Graz… pero sólo pudo empatar contra el equipo austríaco. Y parece mentira que el partido terminara con ese resultado. Porque mucho más de lo que hizo el equipo donostiarra no se puede hacer. Tuvo el domino total del partido, con y sin balón, generó ocasiones de todos los colores, jugó con dinamismo por fuera y por dentro, y apabulló al rival con si futbol… pero no fue suficiente, no sirvió para lograr una victoria que le hubiera catapultado a la primera plaza de grupo. Pero del mal, el menos, porque ese empate, unido al del Mónaco y el PSV, permite a los donostiarras seguir dependiendo de sí mismo para luchar por la primera plaza del grupo.

Todavía hay que seguir frotándose los ojos para intentar entender que se llegara al descanso con la victoria momentánea del Sturm Graz, con la Real Sociedad por debajo en el marcador, después de que le penalizara en exceso el único error en defensa que hicieron los donostiarras en todo el partido. Le Normand midió mal y permitió a Sarkaria correr la banda para servir en bandeja el gol a Jantscher, después de que éste le ganara la espalda a Gorosabel. Al equipo realista le tocaba remar a contracorriente, con toda la segunda parte por delante. Pero tenia el convencimiento de que sí repetía lo que había hecho hasta el descanso, podía no sólo empatar, sino también ganar. El problema es que la historia se repetía todo el rato, una y otra vez se estrellaba contra el muro del equipo austriaco.

Por fortuna, Alexander Sorloth fue capaz de cazar una peinada de Zubeldia y empató pronto, al poco de salir de vestuarios. Llovía menos, aunque sobre Anoeta no parase de llover. El Sturm Graz renunció al ataque, aunque su presión adelantada permitía a la Real jugar con espacios y libertad de movimientos. Silva y Merino eran felices con espacios, mientras que Zubimendi se encargaba de dar un clinic de cómo se juega en el puesto de pivote único. Y las ocasiones no paraban de llegar. Con Januzaj en plan estelar y Portu corriendo como acostumbra, el portero austriaco no necesitaba parar balones, porque ya lo hacían sus defensas bajo palos.

Faltó la pausa final, el último pase, pero poco más se le puede pedir a una Real que lo intentó sin cesar hasta el último minuto, cuando Zubeldia tuvo la gloria en sus botas, pero estaba en fuera de juego. El equipo realista se estrellaba contra la roca austriaca, y demostraba que a veces el fútbol no es del todo justo. Pero lo que imparte la justicia es el gol, y solo fue capaz de marcar uno, y recibió otro en su único error. Toca seguir luchando para clasificarse.