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Pedro Manzano restaurará tras la Semana Santa al Señor de la Oración en el Huerto

Los hermanos de Montesión aprobaron la intervención por unanimidad en el cabildo celebrado el pasado sábado

Señor Orando en el Huerto de la Hermandad de Montesión / @hdaddemontesion/Domingo Pozo

Sevilla

El cabildo extraordinario de hermanos celebrado el pasado sábado por la Hermandad de Montesión en el Convento del Espíritu Santo aprobó por unanimidad la restauración del Señor de la Oración en el Huerto, intervención que será acometida tras la próxima Semana santa, que irá del 10 al 17 de abril, por el prestigioso restaurador Pedro Manzano Beltrán.

Datos sobre la imagen

La imagen de Jesús Orando en el Huerto de Monte-Sión, como otras muchas imágenes de nuestras cofradías de penitencia no goza del privilegio de saber con plena exactitud quién es su autor. Esto nos obliga, a revisar sus supuestas autorías y a realizar su encuadre histórico, huyendo de atribuciones que no siguen criterio con el rigor investigador.

La atribución del Señor a Pedro Roldán es muy antigua, la recoge José Bermejo y Carballo (1882) en su obra “Glorias religiosas de Sevilla”, atribuyendo al célebre maestro todas las imágenes del paso de misterio (Cristo, Ángel y tres apóstoles). Esta afirmación la realizó basándose en el “compendio histórico de Sevilla” de Arana de Varflora, en los “Anales ilustrados” de Espinosa y en los escritos de Antonio Ponz, publicados a raíz de su viaje de 1780.

En sus “Noticias Artísticas de Sevilla” González de León (1844-5) dice que la imagen del Cristo es de Roldán, aunque afirma que el Ángel no es del mismo autor. Esta autoría la mantiene Gestoso (1892) comentando que la escultura del Señor afortunadamente no ha sido tan retocada. También Almela Vinet (1899) sigue atribuyéndola a Roldán. Serrano Ortega (1896) aporta un dato interesante, pues informa que en 1832 se le hace al Cristo una cabellera modelada en pasta (estopa encolada), para sustituir la primitiva, de pelo natural (en inventario de 1850 dice “… El altar del Señor de la Oración en el huerto consta de dos cuerpos de gusto antiguo en el centro del primer cuerpo un tabernáculo con cancela con cristales en el cual se encuentra la efigie de talla que representa al Señor Orando en el Huerto y en el segundo un ángel también de tallas con cáliz y cruz de madera; una peluca de seda que tiene puesta el Señor bastante vieja, la túnica que también tiene puesta con bordadura de oro angosta en el suelo mangas y pecho de muy mal estado, las potencias de hojas de lata, dos mecheros de hierro, cuatro candeleros pintados dos de ellos de color caoba y dos jaspeados y dorados de regular vida y clavos dorados y una cruz en el centro…” no coincide ya que la cabellera que aparece en el inventario de 1850 y no el cambio en 1839). Este dato guarda relación con el minucioso tallado de la parte posterior del cuello que presenta la imagen. Ya en nuestro siglo, el investigador Celestino López Martínez encontró en el Archivo Notarial de Protocolos un contrato establecido entre la hermandad de Monte-Sión y el escultor manierista Jerónimo Hernández y Estrada, concertado con fecha 10 de febrero de 1578, para realizar las cinco figuras que componían el paso de “misterio” de dicha hermandad. Que es como sigue:

”El día 10 de febrero de 1578, ante el escribano público de Sevilla Pedro de Villalta, comparecen Jerónimo Hernández, escultor de imaginería, vecino de Sevilla, en la collación de San Andrés, y el alcalde de la Cofradía y Hermandad de los Misterios Dolorosos del Rosario de Nuestra Señora y Santa Oración en el Huerto, licenciado García de Herrera, establecida en el convento de Monte-Sión de esta ciudad de Sevilla .

Yo Jerónimo Hernández, por la presente me obligo a dar fechas acabadas en toda perfección y a la vista que los maestros que lo entiendan, de cinco figuras, para vestir del Señor Orando, de los tres apóstoles San Pedro, San Juan y Santiago. De la estatura de un hombre, descubiertos de pies y manos y de un Ángel con su cáliz, que todas la figuras han de estar entre peñas a manera de huerto y cada figura que se pueda quitar y poner, obligándose también de hacer el monte donde han de ir colocadas, el Señor en la parte más alta y los apóstoles en sus concavidades más baja.

Una vez terminada la obra, me habréis de dar aquello que tasaren cuatro oficiales escultores que entiendan de arte, dos puesto por mí y otros dos nombrados por el licenciado García de Herrera, descontando de aquellos que tasaren diez ducados que recibo en este acto del dicho Licenciado.

Yo, el Licenciado García de Herrera en nombre de dicha cofradía y Hermandad, acepto esta escritura y me obligo a pagar a Jerónimo Hernández lo que tasaren los cuatro oficiales escultores, descontando los diez ducados que entrego en este acto.

En común acuerdan hacer todo cuanto por esta escritura se declara, sin pleito alguno y renunciando a cualquier ley de derechos por lo que el escribano público de Sevilla, Pedro de Villalta , doy fe firmando dicho otorgantes licenciado Gracia de Herrera y los testigos Miguel Jerónimo y Vasco de Perea.”

Este historiador pone de manifiesto esta autoría en varias de sus publicaciones, como las de 1929 titulada “Desde Jerónimo Hernández a Martínez Montañés”, donde transcribe el documento literalmente, en el cual no consta que se hicieran las figuras en madera de cedro, sino que fueran realizadas en muy buena pasta y lienzo nuevo los rostros, pies y manos y por detrás embetunados. Dicho autor recoge que en las crónicas locales hay noticias suscritas de que fueron sustituidas las esculturas de los apóstoles al terminar el siglo XVII, pero no existe testimonio alguno para negar que sean de Jerónimo Hernández el Cristo Orando y el Ángel. Además, dice que pudo apreciar que coincidía las condiciones que especifica el contrato en relación a los materiales constitutivos de ambas efigies, siendo de pasta las cabezas y cabellos y de cedro los rostros, pies y manos, aprovechando la restauración llevada a cabo en 1942 por Castillo Lastrucci. Sin embargo, mediante los trabajos de restauración realizados en el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, se ha podido comprobar que mientras la cabellera del Cristo es efectivamente de estopa encolada o pasta, debiendo corresponder a la colocada en 1832, la del Ángel es de madera, al igual que las dos cabezas. El historiador Heliodoro Sancho Corbacho, en su artículo “Problemas de la imaginería procesional sevillana” (1947), atribuye sin ninguna duda a Pedro Roldán el Cristo Orante, diciendo que aunque no comprobada documentalmente es más verosímil esta atribución que la referida a Hernández, la cual rechaza por imposible. Argumenta que no existe similitud entre el rostro del Señor que nos ocupa y el del Resucitado de la Hermandad de la Quinta Angustia, documentada de J. Hernández. Y, por el contrario, a juicio de este autor, existe gran parecido con el rostro del Santo Cristo de la Caridad de la iglesia del hospital del mismo nombre, obra documentada de Roldán en un inventario de1674. En consecuencia, deduce que la imagen del Señor de Monte-Sión está más próxima al círculo de Roldán que al de Hernández. También apoya sus investigaciones en la existencia de documentos que recogen que en el año 1670 Bernardo Simón de Pineda, colaborador asiduo de Roldán hizo un nuevo paso para esta cofradía, existiendo la posibilidad de que en dicha fecha fueran hechas nuevas imágenes. Según Salvador Hernández En 1666 parece que el paso presentaba ya cierto deterioro elevándose los costes de su mantenimiento por lo que se determinó realizar unas nuevas andas “de escoltura y entabladura” que fueron encargadas al tallista Bernardo Simón de Pineda. El paso de la Oración del Huerto encargado a Simón de Pineda venía a sustituir al primitivo ejecutado por Jerónimo Roldán, que junto con otros cuatros representaban los cincos misterios dolorosos del rosario, varios de los cuales fueron suprimidos en 1590 por su mal estado de conservación permaneciendo a partir de esa fecha sólo el de la Oración del Huerto, andando los años, su deterioro debió incrementarse notablemente.

El 15 de Abril de 1668 se decidió suprimir el paso del Santo Cristo “…Y después de esto dijo Don Francisco Lobo Santaella que el paso del Santo Cristo Crucificado que se lleva en la estación, que es imperfecto, y que no es menester más que el paso de la Oración del Huerto, por ser el primero de los cinco misterios dolorosos del Rosario, y el paso de Nuestra Señora, y que así si les parecía se vendiese. A que determinaron los señores alcaldes y mandaron se venda. Y se da poder al dicho mayordomo Don Francisco Lobo Santaella para que disponga de él y el dinero entre y se le dé a Bernardo Simón, maestro de ensambladura, para ayuda de un paso que está haciendo de la Oración del Huerto. Y así lo acordaron los señores alcaldes…”).

El profesor Palomero Páramo en su obra monográfica dedicada a Jerónimo Hernández (1981) adscribe la imagen a este maestro, basándose sobre todo en el contrato firmado el 10 de febrero de 1578. Posteriormente, en 1993, 1994 y debido a nuevas investigaciones cambiará la autoría por la del círculo de Pedro Roldán, publicando varios artículos donde compara estilísticamente al Señor Orando en el Huerto con la imagen del Señor Atado a la Columna de la iglesia de Santiago del pueblo cordobés de Lucena, obra documentada de Roldán en 1675. El hallazgo del testamento otorgado en 1675 por doña María Josefa de Esqueda, ordenando “se entregue a la cofradía de Monte-Sión, 400 reales para ayuda de coste de la cabeza del Santísimo Cristo que se está haciendo”, es otro argumento a favor de que la talla sea obra del taller de Roldán, que debió realizarla al mismo tiempo que el Flagelado de Lucena con el que presenta rasgos fisonómicos afines. Extiende esta atribución al Cristo de las Penas de la Hermandad trianera de la Estrella al haber sido descubierto la autoría y pueden ser de la mano de José de Arce sobre el 1659 donde aparece documentado en el inventario la hechura del Ángel. De cualquier forma, también señala este autor que los tipos físicos aquí reproducidos no concuerdan con las representaciones de los Cristos que son obras indiscutibles de Roldán.

Los profesores Morales y Serrera hacen un estudio exhaustivo de la estética manierista de Jerónimo Hernández (1981), donde ponen de manifiesto que lo característico de este artista es la búsqueda de la expresividad de la imagen, a través del movimiento, la asimetría y los contrastes lumínicos. En opinión de estos investigadores, el estudio completo de la obra de Hernández despeja las posibles dudas que aún pudieran quedar sobre la autoría del Señor de la Oración en el Huerto a este escultor.

Los historiadores Bernales Ballesteros y García de la Concha Delgado (1986), opinan que las cinco figuras que componían en otro tiempo el paso de “misterio” de la Oración en el Huerto, fueron ejecutadas en1578 por Hernández, aunque posteriormente sólo quedaron las del Señor y el Ángel, que serían reformadas hacia 1670 por Roldán, cuando se renovó la canastilla del paso del Señor por Bernardo Simón de Pineda. Manifiestan, así mismo, que pese a la evidente alteración de las figuras, la escultura del Cristo conserva aún la robustez anatómica determinada por las proporciones de cabeza y manos, marcadas por recios perfiles como es usual en Hernández.

Los profesores González Gómez y Roda Peña (1991, 1992) manifiestan que la autoría es de Jerónimo Hernández, pero consideran que entre las múltiples restauraciones y retoques sufridos por las imágenes del Cristo y del Ángel, posiblemente la más importante sería la efectuada por Roldán hacia 1670, cuando Simón de Pineda realiza una nueva canastilla para el paso. En relación con las distintas intervenciones documentadas que esta imagen ha sufrido, la primera fuecuando se le realiza una cabellera modelada en pasta o estopa encolada desapareciéndole la primitiva de pelo natural. La segunda es la realizada por el imaginero Castillo Lastrucci en 1942, sustituyendo el antiguo cuerpo de tipo “de vestir” por otro anatomizado y pintado en tono gris, adaptándole la cabeza, busto, manos y pies este dato (en las actas de la Hermandad difiere en las fechas y así dice “El 18 de marzo de 1930 en el Cabildo General el señor mayordomo manifiesta que con motivo de la salida de la cofradía se harán las gestiones oportunas para que en años anteriores concurran las mismas comisiones y piquetes en recuerdo de quien fue nuestra hermana Mayor la Reina María Cristina (Q.E.P.D). El capataz Sr. Bejarano no podía sacar lo pasos, este se ha presentado que el cómo años anteriores los sacara .La Hermandad sobre este tema dice que es cuestión de la mesa resolver ya que ella es la responsable por lo que el Sr. Mayordomo resolverá este asunto. El mayordomo da cuentas de que la imagen del Señor se le había formado un cuerpo el escultor Sr. Castillo sin que se le hubiera tocado en nada de fisonomía escultura únicamente que estaba montada en candelero y ahora se le habría construido un cuerpo y que esta obra sería abonada entre nuestro Hermano Mayor y la Hermandad”). Y por último en 1976 Francisco Buiza retalla el cuerpo del Señor anatomizándolo de nuevo y encarnándolo en la misma tonalidad de manos y pies, siendo el que actualmente posee.

Por otra parte, ateniéndonos a los resultados obtenidos mediante análisis microquímicos de cargas y pigmentos realizados con muestras tomadas en determinadas zonas del cuerpo de la imagen, se ha podido comprobar que la escultura en general presenta dos capas de policromías con sus correspondientes estratos. En el cuerpo la capa más inferior es la que corresponde con la realizada por Lastrucci de color gris y la última con un color ocrerosada está relacionada con la de 1976 hecha por Buiza.

Otra de las muestras cogidas es la relativa o correspondiente a un reguero de sangre del cuello que está compuesta por una sola capa superpuesta a la encarnación de esta zona y presenta entre sus materiales, rojo de cadmio, siendo este pigmento utilizado exclusivamente a partir de comienzos del siglo XIX, lo que nos informa que se trata de un añadido o repinte. Las demás muestras no aportan nada al estudio, pues son materiales que siempre se ha venido utilizando.

En conclusión, la espléndida imagen del Cristo de la Oración en el Huerto Nuestra Hermandad de Monte-Sión, creemos que es, con casi toda seguridad, una obra del último tercio del siglo XVII, encuadrable por lo tanto en el barroco y próxima al círculo de Roldán, por las siguientes razones: por la relación laboral existente en esos momentos,1670-1676, entre Bernardo Simón de Pineda y el Taller de Roldán, cuando al primero se le encarga la realización de una nueva canastilla del paso de “misterio”, sustituyendo la antigua, y en esos mismos años se cambian los tres apóstoles, es probable que también pudieron haber sido sustituidas las imágenes del Señor y del Ángel aprovechando un periodo de renovación en la Hermandad. Por su comparación y semejanza de rasgos estilísticos con el Cristo Atado a la Columna de la iglesia de Santiago de Lucena, documentada de Roldán en 1675, (aunque estilísticamente más alejado del Santo Cristo de la Caridad de Sevilla). Por el material en que está tallada su cabeza, manos y pies, en madera y no pasta o estopa encolada como específica en el contrato de 1578 entre la hermandad y Hernández. Y por último por su gran expresividad en el rostro con ciertos detalles realistas como los regueros de sangre que salen de sus fosas nasales (anteriormente ocultos) o los pliegues de la nuca perfectamente tallados, que inducen a pensar en una imagen barroca fechable en el último tercio del siglo XVII.

La última restauración, fue llevada a cabo por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, entre finales de 1994 y principios de 1995 donde se realizó una importante intervención en cabeza manos y pies añadiéndosele un nuevo candelero de madera.

 
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