Tiros en el pie
Javier Llopis, periodista

La Columna (17/11/2021) Javier Llopis, periodista
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Alcoi
Sin entrar en el virulento debate sobre sus contenidos, el inicio de las obras para recuperar la antigua fundición de Rodes es una buena ocasión para reflexionar sobre el extraño concepto del tiempo con el que han chocado los principales proyectos estratégicos de Alcoy. El plan para darle un uso público a este antiguo edificio fabril remonta sus orígenes al año 1991, cuando el gobierno de Sanus compró el inmueble con la intención de convertirlo en un auditorio. Han sido necesarias tres décadas de discusiones, boicots y ruinas para que esta iniciativa de rehabilitación se haya puesto en marcha.
No estamos ante un caso único. La historia reciente de esta ciudad está llena de proyectos que avanzan a paso de tortuga: pronto se cumplirán 40 años desde que un ayuntamiento propuso hacer un bulevar en la antigua explanación del ferrocarril registrando la obra hasta la fecha unos avances mínimos, la creación de grandes áreas industriales se quedó colgada durante un cuarto de siglo en el eterno debate de la Canal, la autovía central nos llegó con 20 años de retraso cuando el resto de los tramos estaban finalizados, el CADA estuvo 8 años cerrado por que nadie se ponía de acuerdo sobre su gestión tras la ruina de la CAM y la Font Roja lleva una eternidad esperando a que alguien tome una decisión clara para darle un uso sostenible.
Aunque lo sencillo sería señalar que esta acumulación de desastres se debe a algún tipo de maldición bíblica, la realidad es mucho más sencilla y mucho más dolorosa. El bloqueo que en algún momento u otro ha afectado a todas estas actuaciones tiene una causa principal: los desacuerdos políticos y la absoluta falta de consenso social con la que esta ciudad ha afrontado y afronta sus retos más importantes. En Alcoy, cualquier propuesta de cierto calado desata violentas divisiones y genera de inmediato un bando de furiosos enemigos. Nuestros gobiernos no han sido capaces tejer complicidades y nuestras oposiciones han estado siempre con la escopeta cargada y dispuestas a disparar contra todo lo que se mueva.
Contemplando la larga lista de bajas de esta esta guerra estéril es más fácil explicarse el proceso de crisis continuada por el que Alcoy lleva rodando desde hace décadas. La ciudad ha bloqueado sistemáticamente todos sus proyectos importantes de futuro y se ha condenado a sí misma a perder peso económico y relevancia política y social. Somos unos consumados especialistas en pegarnos tiros en el pie.




