Tres "Pepes" y un León solo
La opinión de Ángel Santiago Ramos (19/11/2022)
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León
Dos de los empresarios leoneses con mayor volumen de negocio e influencia política en los últimos treinta años, José Luis Ulibarri y José Luis Martínez Parra, están acusados de graves delitos en algunos de los más conocidos casos de corrupción en España.
En el juicio de la pieza separada del caso Gürtel, correspondiente a la trama ocurrida en la localidad madrileña de Boadilla del Monte, e iniciado esta misma semana, ambos empresarios ya reconocen los hechos en la búsqueda de una rebaja penal.
Martínez Parra, cumple actualmente condena de 11 años por su participación delictiva en la pieza, también del caso Gürtel, relacionada con la organización de la visita del Papa a Valencia. Hijo de Martínez Núñez, constructor, promotor inmobiliario y propietario de medios comunicación y diversos hoteles, recibió de su progenitor una herencia envenenada de trampas y modelos de conducta que lo ha llevado a un infierno de juicios y prisión.
A Ulibarri le aguardan los juicios derivados de su supuesta implicación en al menos otras dos tramas corruptas: Operación Enredadera y la Púnica. Total o parcialmente ha llegado a controlar un imperio mediático que se alarga más allá de la Comunidad. Entre otros, varias televisiones locales, la TV regional, el Diario de León, El Mundo de Valladolid, El Mundo de Soria. Es dueño de la cadena radiofónica esRadio en la región. Una cadena que gestiona el periodista de la extrema derecha, Federico Jiménez Losantos.
El broche a la presencia leonesa de estas tramas de corrupción lo pone el abogado y ex inspector de Hacienda, José Ramón Blanco Balín. Hijo de empresario minero de la localidad de Bembibre, Balín está considerado por la policía como el gran muñidor financiero de la trama vinculada a Francisco Correa, caso Gürtel. Desde hace décadas, su nombre viene apareciendo en las zonas turbias de conductas económicas que rondan los juzgados penales.
Una posdata: con esta sucia cuerda de presos nuestros y algunos pretenden entretenernos tapandonos los ojos con banderas leonesas en los mástiles de los colegios escolares.