Chemi Márquez: "Queremos la protección de Fajalauza para que sea patrimonio de Granada"

Granada

Proteger cinco siglos de historia. Guardar para siempre y bajo llave todos aquellos platos que colgaban de la pared de la casa de todas las abuelas. Y los lebrillos, y las cántaras, hasta los recordatorios de Primera Comundión. Y mostralos al mundo como lo que son: un tesoro. Nuestra memoria, la de generaciones de granadinos, guarda a su manera un trozo de aquellos hornos centenarios que todavía se mantienen en pie, aunque a duras penas, en las instalaciones de Fajalauza, en el Albaicín.

Los tiempos han ido acorralando la vieja fábrica y su actividad artesanal, y ahora la Fundación, que está compuesta fundamentalmente por herederos de la familia Morales, propietaria ancestral de Fajalauza, ha presentado un expediente para conseguir la catalogación del espacio como Bien de Interes Cultural de Andalucía, distintivo que garantizará la superviviencia de los hornos y la protección de la alfarería morisca, ese trozo de historia de Granada cuyos inicios se remontan a comienzos del siglo XVI.

"Queremos la protección de Fajalauza para que sea patrimonio de Granada", dice rotundamente durante la entrevista Chemi Márquez, patrono de la Fundación y sobrino de don Cecilio, "que sigue atendiendo los pedidos a sus 100 años, y totalmente lúcido", añade.

La intención del proyecto es convertir las instalaciones en un centro de interpretación, en un museo, que pueda ser visitado por colegios y por turistas, "que podamos mostrar cómo se cuece y se modela, que sea un activo más de la cultura de Granada, y que podamos mantener algo de actividad simbólica aunque sin hacer competencia a las familias que siguen viviendo de la artesanía", remarca el patrono, para lo cual es fundamental "el apoyo de las instituciones.

Escucha la entrevista mantenida con Chemi Márquez, patrono de la Fundación Fajalauza

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