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36 años del primer caso de SIDA en Euskadi

Charlamos en la SER con el Jefe de Servicio de Infecciosos del Hospital Donostia, residente entonces del Hospital Aránzazu, donde en 1985 se detectaron los primeros casos de VIH. Destaca la solidaridad entre profesionales sanitarios, el trabajo de las madres de los pacientes y el estudio científico de las infecciones que sufrían y que ha servido para tratar las que se dan en otros pacientes, como las personas trasplantadas

Charlamos en la SER con el Jefe de Servicio de Infecciosos del Hospital Donostia / Cadena SER

Bilbao

Josean Iribarren era residente en el Hospital Aránzazu en 1985. Hoy es Jefe de Servicio de Infecciosos en el Hospital Donostia. Recién llegado del último Congreso Nacional de GeSIDA (Grupo de trabajo de profesionales sanitarios para promover, fomentar y difundir el estudio de investigación de la infección por el VIH y sus complicaciones) echa la vista atrás. Reconoce en la SER que "fueron años muy malos". Los primeros casos, relata, eran de "pacientes que habían tenido contacto con la heroína previamente y que cuando ingresaban lo hacían en muy mal estado general". Llegaban con neumonías graves, muy delgados y con una supervivencia muy corta porque "apenas vivían tres o cuatro meses más".

Eran pacientes muy jovenes, recuerda, "y nosotros también", de ahí que insista en la dureza de esa situación "sobre todo cuando en una semana fallecían dos y tres pacientes". Era especialmente duro, recuerda Iribarren, "porque se les trataba una infección, pero entonces cogían otra, y luego otra y al final solo quedaban los cuidados paliativos". Se refiere a esas infecciones como "oportunistas" y en esos primeros años fueron empeorando porque cada vez aumentaba el número de pacientes. Se habían infectado de VIH, nos cuenta, ocho años antes, les iban bajando las defensas y eso facilitaba esas infecciones continuas y diversas. Era frecuente, señala Iribarren, que tuvieran "neumonías difíciles de tratar, infeccoines cerebrales, infecciones en el ojo". Y de forma continua, recuerda, hasta que en el año 96 surgieron nuevos tratamientos.

Josean Iribarren: "Lo que se pudo aprender de las infecciones oportunistas de los primeros infectados de VIH ha servido para tratar a otros colectivos como las personas trasplantadas"

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Josean Iribarren destaca entonces "la solidaridad en profesionales sanitarios, en las madres de los pacientes y a nivel científico" porque "el SIDA supuso que se estudiaran muy bien una serie de infecciones que luego se supo sucedían también en personas trasplantadas, por ejemplo". De forma que "lo que se pudo aprender en aquellos años de las infecciones oportunistas de los pacientes infectados por VIH ha servido para otros colectivos".

Iribarren, sin embargo, reconoce, pasados los años que "a veces se muere de éxito porque igual de tanto decir que esta es una infección crónica manejable ha hecho que algunos colectivos banalicen la importancia de VIH y haya más infecciones de las que deberíamos tener". Hay medidas preventivas y, a pesar de eso, insiste, hay más infecciones de las que debería. Tras la cita del GeSIDA, le preguntamos en qué se trabaja, además de en nuevos tratamientos, y nos reconoce que, además de seguir trabajando en acabar con el estigma y en mejorar el diagnóstico previo, "el próximo reto tiene que ver con el envejecimiento de los pacientes infectados" porque la mitad de los pacientes, dentro de poco tiempo, serán mayores de 50 años y a su propia enfermedad hay que sumar otras enfermedades como diabetes o hipertensión.

 
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