Comercio Justo, las compras que luchan por la sostenibilidad y la igualdad de derechos

Madrid

 Sin intermediarios, de buena calidad y con la sostenibilidad y los derechos humanos por bandera: así son los productos que venden las cuatro tiendas de Comercio Justo en la capital, donde los usuarios pueden encontrar desde alimentos hasta bisutería, ropa o juegos infantiles.

Todos los productos que llegan a esas tiendas son importados de manera directa por organizaciones y con un pago por adelantado a los productores, quienes realizan todo de manera artesanal, para asegurarles que, pase lo que pase y aunque se paralice el comercio en España, como sucedió durante la pandemia, asegurarles a los productores la recompensa por su trabajo. Asimismo, los voluntarios de Comercio Justo aseguran que sólo organizan dos temporadas de venta de productos para evitar el desplazamiento continuo de ferris contenedores para evitar todo lo posible la contaminación.

Gran variedad de productos

Lo primero que a una persona le suele venir a la cabeza cuando escucha tiendas de Comercio Justo, son las distintas variedades y formatos de productos derivados del cacao: tabletas (desde el chocolate con leche hasta el cacao puro 100%), bombones, chocolate a la taza, crema de cacao, chocolatinas infantiles, etc. No obstante, etas tiendas especializadas venden mucho más. Por ejemplo, de cara a la Navidad, entre los productos que es han dado a conocer son los pijamas elaborados con algodón orgánico cultivado en India y confeccionados por la cooperativa Rajlakshmi Cotton Mills. Esta organización de Calcula, como todas las de Comercio Justo, no solo garantiza no solo unos salarios dignos, sino también unas condiciones laborales seguras.

Otra de las novedades que se pueden encontrar en las tiendas de Comercio Justo son las cremas hidratantes (manos, cara, cuerpo) elaboradas con aceite de argán por cooperativas de mujeres del grupo Targanine, de Marruecos. Para sus más de 550 mujeres, trabajar en esta organización de Comercio Justo favorece su independencia económica, autonomía y su participación en la sociedad. Pero además, las cooperativas del grupo han financiado numerosas iniciativas educativas, sanitarias, medioambientales o de acceso al agua potable.

Compras justas en Navidad

La campaña de Navidad de Comercio Justo consiste en animar a los madrileños para que compren sus regalos en este tipo de tiendas, en lugar de aquellas marcas que utilizan la mano de obra barata en deslocalizaciones y no abogan por unas condiciones laborales de calidad. Para ello, una de las iniciativas es la importación de belenes singulares desde diferentes partes del mundo, como de Bangladés, Marruecos, Perú o Costa de Marfil, entre otros.

Precios más que asequibles

Uno de los mayores mitos que existen en el Comercio Justo es el alto precio que hay que pagar por los productos importados de organizaciones que tienen a sus trabajadores bajo buenas condicones laborales, y es cierto que al tener contratos con mayores salarios, el precio de una camiseta, por ejemplo, es más elevado que el que otra marca de ropa deslocalizada, pero no tienden a ser tan altos como la gente piensa. Por ejemplo, tazas decoradas y realizadas a mano son 14,90 euros, o candeleros que cuestan 4,50 euros.

Un producto, una historia

Los voluntarios de estas cooperativas insisten en que, quizá, lo más auténtico del Comercio Justo es que cada producto tiene una historia detrás. "Estamos muy acostumbrados a ver los productos en las estanterías de las tiendas y no nos preguntamos cómo han llegado hasta aquí", cuenta Mónica Gómez, voluntaria de la organización SETEM y vicepresidenta de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo. Ella afirma que cada uno de sus productos cuenta historia de respeto, dignidad, empoderamiento y cuidado de la naturaleza.