Juan Mari Iriarte (Ekhi Gold): "Hemos unido dos tesoros de la Humanidad: el chocolate y el oro"

Pamplona

Fue un atardecer, ante una puesta de sol en los acantilados junto a la localidad vascofrancesa de Sokoa donde Juan Mari Iriarte, pastelero desde los 16 años en Bera por tradición familiar, tuvo una inspiración: crear unos bombones muy especiales, con un baño de oro que semejara aquel sol que se ocultaba en el horizonte del Cantábrico. A partir de ahí, y con muchas pruebas y mucho trabajo, surgieron estas "joyas comestibles", como el propio Iriarte las define. "Cuando abres la cajita resalta el brillo del oro; muchas personas piensan que es el envoltorio del bombón pero en realidad es oro puro en el que te ves reflejado al que le puedes dar un bocado", explica.

Apasionado por el trabajo con el chocolate, Juan Mari Iriarte, que cursó un máster en Barcelona sobre este producto, explica que "el chocolate y el oro son dos tesoros de la Humanidad y los hemos unido en un bocado extraordinario". 

Para desarrollar la marca Ekhi Gold, con la que Iriarte vende sus bombones, este chocolatero beratarra ha contado con el asesoramiento y el apoyo de otra empresa navarra, Bronce Comunicación. Su director es Germán Úcar. Valora "la valentía" de Iriarte. "Antes de exportar hemos tenido que dar muchas vueltas", dice Úcar y ambos recuerdan las primeras incursiones de Juan Mari en Marbella para dar a conocer sus "joyas". "La aventura fue llegar allá y descubrir que el lujo estaba cambiando. Hemos reflexionado sobre qué es el lujo, cuánto se puede pagar por él, cómo para unas personas el lujo es algo muy sencillo al contrario que para otras, cómo entiende el lujo el público joven... ha sido un viaje muy bonito", rememora Germán Úcar.

LUJO ASEQUIBLE

Pese al baño de oro de 22,5 quilates que presentan estos bombones, eso no significa que su precio sea prohibitivo para la gran mayoría de la población. Iriarte explica: "Tenemos un rango de precios desde los 5 euros hasta los 152 euros. Es una experiencia accesible. He participado en eventos de lujo y superlujo y lo gracioso es que yo era el barato", admite riendo Juan Mari.

Iriarte vende también sus bombones en la pastelería familiar de Bera aunque los canales de distribución le han llevado a vender en Estados Unidos, México y Emiratos Árabes.

Nuevos mercados y eventos, como bodas, en los que sacar a relucir estos bombones tan especiales con los que Iriarte está especialmente ilusionado. "Estoy convencido de que en 2022 van a pasar cosas muy bonitas", augura.