Perspectiva

Palencia

Me ha costado —he de reconocerlo— hacer abstracción del desarrollo del pleno municipal capitalino del pasado jueves; de la noticia sobre la presunta postulación de Miguel Ángel Paniagua, diputado nacional por el Partido Popular, para optar a la alcaldía de Palencia en las próximas Elecciones Municipales y de la machacona insistencia del Instituto Nacional de Estadística en llevarme a fruncir el ceño cada vez que publica un dato relativo a nuestra provincia. Lo de la abstracción será cosa del espíritu navideño.

En esto, andaba yo peleándome en Internet con un buscador, intentando encontrar cierta información sobre Saldaña cuando me topé con un artículo periodístico, del que no me resisto a acercarles este fragmento que invita a la reflexión:

«Palencia es una ciudad que fue y dejó de ser; y que parece prepararse a ser de nuevo. En un lapso de tiempo no lejano, produjo hombres de entendimiento y capacidad singulares, que estuvieron muy por encima de la capacidad y la emotividad de su patria, que ni los comprendió ni les estimó ni les ayudó como merecían.

Palencia que es parte de esta Castilla "que faze a los homes e les gasta" gastó y hasta malgastó alguno de sus mejores hijos.

Yo no sé si como arrepentimiento por aquello; pero me parece que Palencia desde hace algunos años está más atenta a lo que pasa por el mundo; ha dado en la flor de enterarse de cuánto puede, y por el órgano adecuado de una fuerte curiosidad intelectual y artística tiende a poner el debido remate a su prosperidad industrial y mercantil.

Ansias de libertad interior de la que no puede perderse por obra de nadie, se muestra en la vida de nuestra ciudad.

Esperémosle todo de la conciencia naciente, de la aspiración a la ciudad futura, en esta libertad incoercible, madre de la otra». Hasta aquí el fragmento.

El artículo, La ciudad y su conciencia, lo firma Matías Peñalba en la portada de El Diario Palentino correspondiente al 3 de septiembre de 1926 (me sorprendió gratamente ver en la cabecera del citado diario esta afirmación: «defensor de los intereses de la capital y la provincia»). España estaba entonces bajo la dictadura de Primo de Rivera. Peñalba también dice en su artículo: «Porque todos conocemos ciudades vivas y ciudades muertas. En las primeras se siente la vida interior; un como latido de porvenir; en las otras se nota la anquilosis, la incapacidad de movimiento». Supongo que el Matías Peñalba que firma el artículo no fue otro —cosa que no he podido contrastar— que Matías Peñalba Alonso de Ojeda, diputado palentino por Acción Republicana en las elecciones a Cortes Constituyentes de 1931.

Por cierto, y a modo de curiosidad: el decano de la prensa palentina se vendía por aquel entonces al precio de 10 céntimos... de peseta, por supuesto.

Suerte, si juegan, con la lotería. Saludos y ¡Felices Fiestas!