Goya viajero y artista en el Grand Tour: un erasmus del XVII

Zaragoza

No hay artistas sin referencias, influencias y aprendizajes. También es el caso del genio de Fuendetodos. Goya, desde muy joven comenzó su obra pictórica en el pueblo que le vio nacer, continuó en el taller de su primer gran maestro José Luzán, quien alentó al joven Francisco a realizar el viaje hacia la cuna del arte para aprender de los maestros italianos. Un erasmus del siglo XVIII. No hay duda de que todo aprendizaje y observación dejó una huella que se puede descubrir en la extensa obra de Goya.

La Exposición “Goya viajero y artista en el Grand Tour” no pretende competir con lienzos, dibujos o grabados como las del Prado o de otras colecciones privadas, así lo expresó el presidente Lambán en la presentación, “ellos juegan en otra liga”, esta es una exposición que explica un viaje, una obra y una vida.

Las leyendas sobre el pintor aragonés son leyendas, casi todo es cierto y está documentado. Se ha escrito mucho sobre su talento y sobre su talante, el “genio” del genio, sobre la influencia en el impresionismo, y hasta se le reconoce como el primer fotoperiodista.

Se habla y se escribe sobre las facturas de sus obras, a veces se duda de si son de su cuñado Francisco Bayeu o del taller. Una industria muy prolífica en arte como en hijos. Una vida azarosa y de película que comienza cuando Goya nace en Fuendetodos porque a su padre, maestro dorador, le encargan trabajos en la localiza zaragozana. Por dificultades económicas llega ya “mayor”, trece años, al taller del maestro Luzán, mentor que le anima para emprender el Grand Tour.

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La exposición es fruto de un arduo trabajo de investigación, según explica la comisaria Raquel Gallego, “una exposición de 73 piezas, que ofrece una visión amplia de la estancia de Goya en Italia entre 1769 y 1771 y se divide en tres espacios de conocimiento”.

El primero es el viaje en sí. Goya comienza su “erasmus” particular a los 23 años, ya era un aprendiz madurito, y se les denomina Grand Tour a estos viajes de los artistas e intelectuales de su época. En el caso del maestro pasó por Milán, Turín, Pavía y, por supuesto Roma.

Goya es también epistolar, dado a la correspondencia, y también a reflejar todo en sus cuadernos de viaje con apuntes y bocetos. Es fundamental en el ideario de esta exposición su “Cuaderno italiano”, que narra detalles de la travesía como las fondas donde pernoctaba, transportes que tomaba, y de conversaciones y bocetos con personas. Llega a registrar hasta los permisos de tránsito necesarios para ir de una provincia a otra.

Pero su sello de retratista del “memento”, de la instantánea, también queda reflejado en este cuaderno con esbozos y dibujos, un preludio de sus series o de sus relatos en óleo de la Historia de España.

Las obras de Goya en una época más madura, en diversos momentos de su trayectoria y su vida, dialogan con cosas que podrían ser vistas durante su estancia en Italia”, añade la historiadora y demuestra la influencia del Grand Tour en su obra posterior donde delata detalles manieristas, rococós o renacentistas con trazos aprendidos de Rafael, Caravaggio o Miguel Ángel.

Goya Viajero es una exposición para entender una dilatada y prolífica carrera, pero también muestra telas de gran valor como El prendimiento de Cristo, un retrato de su cuñado Bayeu o la alegoría de la villa de Madrid.

En esta ocasión es rotunda la etiqueta de “una exposición indispensable”, Goya Viajero y artista del Grand Tour es el broche de oro al aniversario, que ha incluido actividades musicales y didácticas para conocer no solo el Goya pintor, sino también al intelectual.