Pasar las navidades ayudando a los demás

Raúl Cánovas nos atiende por teléfono; está a 8.279 kilómetros de Madrid, en un pueblo de Mozambique. Lleva diez años como cooperante y allí ha fundado su propia familia. Este año pasa las Navidades en África, con su mujer y con su niña de cuatro años y medio. Y no pierde la oportunidad de, incluso en estas fechas, seguir trabajando en varios proyectos. Con 'Enraiza Derechos' colabora en un convenio de cooperación con España para luchar contra la desnutrición en niños de cero a cinco años; otro sobre formación profesional en zonas rurales y el tercero es el 'Work 4 Progress', de la Fundación La Caixa, para promover la inserción laboral de personas vulnerables.

En India nos atiende José Antonio Hoyos, de cuarenta y nueve años. Trabajó como ingeniero de telecomunicaciones muchos años y hace diez lo dejó. "Ganaba mi dinerito y me iba bien, pero sentía que me estaba marchitando", dice. En Anantapur está colaborando con la 'Fundación Vicente Ferrer'. Se encarga de que funcione una escuela profesional de idiomas de alemán, francés, español e inglés, a jóvenes sin trabajo. Comenta que "unos setecientos muchachos han conseguido trabajo tras pasar por la escuela".

La última historia nos lleva a Bolivia, en concreto a Cochabamba. Allí, Montserrat Madrid lleva veintiún años como cooperante. Con la 'ONG Sendera' trabaja en ayudar a niños y adolescentes en situación de calle. En la Casa San José se emplean a fondo para que los menores regresen con sus familias; trabajan con el niño y su familia, buscan la manera de reconstruir los lazos afectivos. En el caso de que la ONG no encuentre a su familia o que no haya manera de recuperar la estabilidad familiar, derivan a esos chavales a centros de acogida permanentes hasta que cumplan dieciocho años. Por Casa San José han pasado mil setecientos ochenta niños y han tenido que derivar a un 10 %.