"Venim a comprar perquè no tanqueu"
Concepció y Neus Aguiló, tercera generación de la juguetería La Industrial, celebran mantener en pie "con mucho sacrificio" este negocio que abría sus puertas en 1929
"Venim a comprar perquè no tanqueu"
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Palma
¿Recuerdan cuando la única pantalla que utilizaban los niños era la que se proyectaba en las paredes a través Cinexin?. Un proyector en formato 8 mm que revolucionó el mundo de los juguetes. sesenta años han pasado desde entonces, desde que la muñeca Nancy sustituyó a Marujita y a Mariquita Pérez y el Scalextric pasó a ser durante años el regalo más solicitado a los Reyes Magos. Juguetes que nos transportan a lo mejor de nuestra infancia, o a la de nuestros padres y abuelos. Recuerdos que todavía permanecen tras las puertas de la juguetería La Industrial y con los que se sigue reencontrando su clientela.
Clientas de toda la vida que siguen encontrando en la Industrial el mejor regalo para sus hijos, nietos o biznietos. Juguetes que hoy les vende la tercera generación de comerciantes que regenta la tienda, dos de las hijas de Pau Aguiló, Neus y Concepció.
Cruzar la puerta de la Industrial es reencontrarse con recuerdos. La tienda es un gran expositor con centenares de juguetes repartidos por temáticas, edades... Y con un componente común, todos mantienen la esencia con la que nacía la industrial hace casi un siglo: juguetes que activan la creatividad, la manipulación de la pieza sin la ventaja electrónica. La madera es el material predominante y los juguetes de lata o de cuerda.
Detrás del mostrador Concepció y Neus Aguiló que celebran poder seguir levantando la barrera del negocio cada día aunque reconocen que siguen ahí, en casa "por puro romanticismo, por amor al negocio y a las dos generaciones anteriores que levantaron la juguetería".
Siguen adelante y juntas pero no piensan en sus hijos como parte del futuro del negocio porque es un sacrificio que no están dispuestas que ellos asuman,
La Industrial forma parte de su vida. Con nueve años ya atendían a los clientes en la tienda. Entre ellos algunos ilustres como la reina Sofía, o Grace Kelly. Recuerdan aquellas anécdotas que su abuelo y su padre les contaban cuando eran niñas y mantienen su misma motivación: la clientela que lucha con ellas para que La Industrial sobreviva.