El virus puede ser nuestro aliado
La catedrática de Trabajo Social y Servicios Sociales de la Universidad de Castilla-La Mancha, María José Aguilar, habla sobre la gestión de la pandemia y sus consecuancias sociales
El virus puede ser nuestro aliado
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Albacete
En esta primera reflexión del año 2022, compartida con la audiencia de Radio Albacete, quisiera transmitirles una idea que tomo prestada de Amador Fernández-Savater. Este joven filósofo español explica la eternidad de la pandemia como consecuencia de la miseria de la gestión.
Vivimos en sociedades de gestión, donde las políticas se limitan a modular las cosas, pero siempre dentro del marco de lo posible autorizado. Nunca se plantea su elaboración transformadora. Por eso, la gestión pública termina siempre siendo una simple gestión de daños, en todas las esferas. Es la miseria de la gestión, que nunca transforma y que siempre intensifica las lógicas dominantes.
La política de la pandemia, nos dice Fernández-Savater, pretende encontrar soluciones sin tocar lo más mínimo la organización de la vida social, usando el virus no para revisar ni redefinir nada, sino para intensificar las lógicas dominantes de explotación y precarización, de control e infantilización de los sujetos, de virtualización y abstracción generalizada de las relaciones, de transferencia constante de dinero público hacia lo privado; es la lógica del “sálvese quien pueda”, de la que todos somos cómplices.
Pero para salir de la situación de pandemia, este virus nos exige una transformación sustancial de nuestra organización social y nuestras formas de vida: nos exige revertir y cambiar nuestra relación de saqueo con la naturaleza, nos exige revertir la privatización en curso de todo lo público, nos exige revertir el individualismo consumista como modo de vida, revertir la dependencia absoluta de los medios de comunicación y sus inyecciones de pánico.
Por eso, el mayor desafío al que nos reta la pandemia es que será eterna en el marco actual de vida. El virus siempre mutará y seguirá entre nosotros, viviremos en un estado de emergencia infinito, siempre neoliberal (más extremo si es a la derecha o más moderado si es a la izquierda), pero siempre en un eterno proceso de vacunación, restricciones, empobrecimiento y control.
Lo bueno de este virus, es que nos recuerda constantemente que somos seres interdependientes a escala local y global. Para gestionar los daños es una pesadilla, pero para empujar hacia las transformaciones necesarias y vitales, es un aliado.
