A recuperar el orgullo copero del Celta
Los celestes llegaron a dos semifinales seguidas con Berizzo
Vigo
“Para que las cosas sucedan primero hay que soñarlas”. Ese fue uno de los mantras del Totismo. Una frase que encendió al celtismo y le hizo pensar que era posible volver a Europa, que era posible volver a una semifinal de Copa, que era posible repetir semifinal o que, con esfuerzo, se podía romper el techo de hormigón (más que de cristal) de los cuartos de final en Europa. Y así fue. Seguramente el Toto Berizzo recordaba sus lágrimas abrazado a Eugenio González en el Estadio de La Cartuja nada más recoger la medalla de subcampeón. Lágrimas que repitió en Mendizorroza cuando un gol de Edgar Méndez evitó que el Celta volviese a otra final. Fueron dos temporadas seguidas en las que el Celta logró meterse en semifinales de Copa del Rey. Lo hizo además dejando por el camino a Atlético de Madrid, Valencia o Real Madrid. Y es que el Celta se tomó muy en serio aquellas competiciones.
En la 2015-2016 ganó con solvencia al Almería (1-3 y 1-0) y también al Cádiz (0-3 y 2-0). En cuartos de final esperaba el todopoderoso Atlético de Madrid. El 0-0 de la ida dejaba todo abierto para el Calderón y allí apareció una versión espectacular del Celta que fue capaz de vencer 2-3 al Cholo y pasar a semifinales. Unas semifinales que el Celta perdió en la polémica ida por 4-0 en Sevilla. Parecía todo perdido pero, a los 34 minutos del partido de vuelta, los de Berizzo ganaban 2-0. Solamente un diluvio frenó a un equipo que soñó con la machada.
Esa Copa 15-16 abrió el apetito tanto para la Europa League 2016-2017 como, de nuevo, para la Copa del Rey. Primero tocó solventar la eliminatoria contra el UCAM Murcia (0-1 y 1-0). En la siguiente, el Celta ofreció una versión espectacular en Mestalla en donde arrasó al Valencia por 1-4. En Balaídos el Celta volvía a ganar a los ché por 2-1. En cuartos de final tocó el Real Madrid. El primero en el Bernabéu y el segundo en casa. Cuando otro equipo podría pensar en que el objetivo tendría que ser el llegar con vida a Balaídos, el Celta del Toto se fue a por el Real Madrid y le ganó 1-2. En el partido de vuelta, el Celta aguantó y fue capaz de empatar 2-2.
Se metía en semifinales y le esperaba el Alavés. Allí sucedió la maldición de Pacheco que, con sus numerosas paradas evitó que el Celta se metiese en la final.
A partir de ahí, los celestes no tuvieron demasiada suerte en la Copa. Es cierto que la irregularidad y los problemas de descenso que acecharon a todos los entrenadores afectaron directamente a la Copa. Era complicado priorizar esa competición con la plantilla limitada y con los malos resultados en Liga. Con Unzué en la 17-18 se eliminó al Eibar ganándole los dos partidos (1-2 y 1-0). En octavos de final esperaba el Barcelona y allí poco hubo que hacer. Del 1-1 de la ida se pasó al 5-0 de la vuelta en el Camp Nou.
En la temporada del tridente Mohamed-Cardoso-Escribá, el Celta perdió en la primera ronda que disputó. Se midió a la Real Sociedad (1-1 en Balaídos y 2-0 en Anoeta). En la siguiente temporada, ya con el relevo de Óscar García por Escribá, los celestes vencían a la Peña Azagresa (0-2) y al Mérida 1-4. Cuando llegó el primer rival de Segunda División, el Celta descarriló contra el Mirandés perdiendo en Anduva 2-1. El equipo de Iraola se plantaría en semifinales. La pasada temporada, ya con el relevo hecho, Coudet lograba vencer 0-5 al Llanera, pero caía eliminado en la segunda ronda contra el Ibiza por un bochornoso 5-2.
Esta temporada, el Celta superó las dos primeras rondas (Ebro y Andorra) y tiene la posibilidad de mejorar las últimas cuatro temporadas coperas desde aquel “para que sucedan las cosas primero hay que soñarlas”.