El Celta no da la talla en Donosti

Vigo

El Celta ofreció en Donosti una versión más parecida a la de Palma de Mallorca que a la versión Premium del Benito Villamarín. Y es que parece que el equipo, acostumbrado a sufrir, le gusta encontrarse en situaciones difíciles. Más de dos victorias seguidas parece más un problema que una tranquilidad. Había empezado mandando el equipo de Coudet. La posesión de balón fue para el Celta pero sin profundidad de balón. La Real esperaba su oportunidad y esta llegó en un error garrafal de Néstor Araújo tirando el fuera de juego. Deja a Oyarzabal solo que marca a la segunda.

A partir de ahí, la Real quiso matar al Celta a la contra y casi lo hace a balón parado. Y el Celta tenía el balón pero apenas tenía profundidad. Otra primera mitad, como en Baleares, sin tirar a portería. Casi sin probar a Álex Remiro. La Real ganaba, no sufría y, por la falta de puntería, no amplió su ventaja en los córners y centros que siempre encontraban rematador ante la tibieza en la marca del Celta. Demasiado blando el equipo de Coudet en defensa. Nada que ver con la versión concentrada, intensa, agresiva de Sevilla

La segunda parte fue el claro ejemplo de la impotencia. El cuadro celeste lo intentó pero sin orden, sin demasiada agresividad y casi sin mucha convicción. La kryptonita de la Copa del Rey había inutilizado los poderes de un equipo que fuera de casa era muy fiable. Un disparo de Aspas en el 70 que se fue fuera fue casi la única ocasión o casi ocasión del Celta en todo el partido. La Real apenas sufrió y eso que se blindó para intentar aguantar el 1-0.

Derrota justa de un equipo que no dio la talla en Donosti. Nada que ver con el de Sevilla.

Ahora tiene Coudet una semana y media para preparar el próximo partido contra el Osasuna y para que Orbelín Pineda se convierta en un aliciente para que la gente acuda a Balaídos. Veremos si el mercado le trae algo a Coudet. Lo que nos trajeron los Reyes Magos, por ahora, fue carbón en Palma y carbón en Donosti.