Acto vandálico contra el monolito del Convento de Santa Clara de València
El monolito constaba de un texto histórico elaborado por el Aula de Historia y Memoria Democrática de la Universitat de València, una fotografía y un plano del proyecto del edificio
Valencia
El monolito informativo colocado recientemente por el Ayuntamiento de València delante del convento de Santa Clara ha sufrido un acto de vandalismo, al quedar tapada con espray la inscripción dedicada a la memoria de las mujeres que fueron encarceladas en esas dependencias durante la etapa franquista.
El monolito constaba de un texto histórico elaborado por el Aula de Historia y Memoria Democrática de la Universitat de València, una fotografía y un plano del proyecto del edificio. Su objetivo era informar a la ciudadanía de la historia de este edificio, especialmente durante la dictadura franquista cuando funcionó como cárcel de mujeres, han informado este lunes fuentes de la Universitat de València.
Los muros del Convento de Santa Clara albergaron en los primeros años de la dictadura a aproximadamente mil presas, sobre todo políticas, y a sus hijos en condiciones de vida terribles. El monolito servía también para recordarlas, en un ejercicio de memoria democrática. Tanto el texto informativo como la fotografía de las presas políticas aparecieron el pasado 31 de diciembre emborronadas, tapadas, con espray.
Desde el Aula de Historia y Memoria Democrática de la Universitat de València denuncian “este acto de vandalismo, este nuevo intento de borrar-tapar la historia reciente, este nuevo ataque a la memoria democrática, esta agresión a las mujeres presas por la dictadura franquista”.
Convento de Santa Clara: de sede de capuchinas a prisión masculina y más tarde femenina, en la dictadura
El Convento de Santa Clara fue construido en 1911 para una comunidad de religiosas capuchinas. Durante la Guerra Civil española (1936-1939), las autoridades republicanas lo utilizaron como prisión masculina. Posteriormente, al inicio de la dictadura, funcionó como cárcel para mujeres entre junio de 1939 y abril de 1942. Era una filial de la cercana Prisión Provincial de Mujeres, completamente desbordada por la represión franquista de posguerra.
Aproximadamente mil presas represaliadas por la dictadura pasaron por esta prisión improvisada. Eran mujeres de izquierdas, defensoras de la Segunda República, antifranquistas o familiares “de”. Las condiciones de vida eran terribles: hacinamiento, alimentos insuficientes y en mal estado, condiciones higiénicas y sanitarias deplorables, parásitos, enfermedades, castigos y malos tratos. También vivieron niños y niñas muy pequeños, hijos de las presas. En sus casi tres años de funcionamiento, murieron siete niños, han indicado las fuentes.