El Sporting vuelve a las andadas y se instala en la mediocridad
Tras el espejismo de la Copa del Rey, el equipo gijonés naufraga en Málaga y queda a la misma distancia del playoff que del descenso
Gijón
Siempre un paso por delante, el Sporting decidió volver a la rutina el día antes que el resto de la humanidad. Y en Málaga, tras el chispazo de ilusión de la Copa del Rey, volvió a instalarse en su estado natural de la temporada: la mediocridad más absoluta, la que le ha llevado a ganar solo uno de los últimos trece partidos, a estar en 'tierra de nadie' (a la misma distancia del playoff que del descenso: 8 puntos), la de practicar un fútbol que aburre a las piedras, la de una incomprensible gestión de la plantilla por parte de su entrenador. En la Costa del Sol, el Sporting volvió a apagarse. Aunque, en realidad, lleva casi toda la temporada en penumbra, orientándose solo gracias a algún chispazo.
Afirmó David Gallego al acabar el encuentro que el "plan de partido" había salido casi a la perfección. Pues menudo plan, todo hay que decirlo. Jugar sometido a un Málaga que, como el Sporting, tampoco parece aspirar a nada esta temporada y fiarlo todo a alguna contra. Dos veces, dos, se adelantó el Sporting en el marcador. Una, de penalti; la otra, de chiripa. La dejación de funciones de Sagués Oscoz la asumió el VAR, desde donde se señalaron dos penaltis casi similares en un margen de un cuarto de hora. El primero en el área del Málaga, por un derribo a 'El Puma'. Djuka, en lo único que le salió bien en todo el partido, batió a Dani Martín.
No tardaría el Sporting en cometer un error similar en su propio área. En el intento de despejar el balón, Gragera se llevó por delante a Escassi. Pena máxima y gol de Brandon para anular la ventaja rojiblanca.
Entre medias, Gallego había tenido que retirar a Aitor García, aquejado de un dolor de espalda. Gaspar tuvo que salir al rescate.
La fortuna, esquiva otras veces (pero ni en el 'top 3' de motivos para explicar la mala temporada rojiblanca) estuvo de cara esta vez. Un intento de centro de Kravets se envenenó hasta convertirse en un gol de esos que tientan a aplaudir hasta a la afición contraria. Sin mucho mérito, el Sporting se iba al descanso con ventaja en el marcador.
Tras el paso por vestuarios, Gallego decidió dar descanso a Pedro Díaz y sacar a Nacho Méndez, que no tuvo su tarde como tampoco parece estar teniendo su temporada. Algo similar ocurre con Berrocal, lastrado con una tarjeta amarilla desde el minuto 8 y que en una pifia monumental en el 56 a punto estuvo de regalarle el gol a Brandon. Unos minutos después el central andaluz cometió otro gravísimo error, despejando hacia su propia portería un balón que no tenía mayor complicación. Gallego, impasible, dejaba pasar los minutos sin buscar soluciones al evidente cansancio de algunos jugadores ni al bajo nivel de otros.
Málaga volvió a dejar en evidencia la mala gestión de plantilla por parte del entrenador. Estando claro que tiene un equipo corto, Gallego hace poco o nada por estirar el chicle. Nunca agota los cambios y luego se escuda en el cansancio. Sigue prefiriendo a Berrocal que a Borja López, incomprensiblemente. No parece entusiasmado con el regreso de Christian Rivera, que si bien hasta la fecha no ha sido fiable en la continuidad, cada vez que juega sube el nivel. Tácticamente, José Alberto López, pese a estar discutidísimo en su plaza, volvió a ganarle la partida en La Rosaleda.
Perdonaron Djuka y Villalba, aunque parecía claro que el gol del Málaga acabaría llegando. Y que sería incluso justo. En el minuto 87 Mariño despejaba un balón peligroso pero nada podía hacer en el misil que le lanzaba desde fuera del área Ramón. Empate y gracias.
David González
Vinculado a SER Gijón desde 1998. Director de SER Deportivos Gijón y voz de los partidos del Sporting...