Una malagueña lleva 53 días atrapada en Dubái porque su exjefe no autoriza su salida del país
Su pareja afirma que están como "en la casilla de salida" y dice que ella está "destrozada y muy mal psicológicamente"
Málaga
A miles de kilómetros de su familia y viviendo prácticamente de la caridad, la española Mercedes Ylania Cárdenas acumula ya 53 días abandonada a su suerte en Dubái, de donde no puede marcharse por la negativa de su antiguo jefe a autorizar su salida del país del golfo Pérsico. Así lo ha relatado en la SER su novio, José Luis Sánchez, que viajó con ella en octubre a Dubái por motivo laborales pero que sí pudo regresar a España. Ni la carta remitida en los últimos días a Casa Real han surtido efecto.
Su pareja afirma que están como “en la casilla de salida” y destaca que ella está “destrozada y muy mal psicológicamente”. “Está psicológicamente muy mal, destrozada, mal comida, con una ansiedad que no duerme, sin razón. La familia no tiene los medios para mandar 100, 200 o 300 euros cada semana para que pueda comer. No se puede dejar abandonada a una mujer como si fuese un paquete perdido, no es de recibo”, explica.
Tras escribir una carta a la Casa Real, trasladando su “indignación” por “no obtener ninguna ayuda oficial, humana, ni de ningún tipo por parte de la Embajada”, se les informó que el rey Felipe VI “ha mostrado su interés por el caso y dando las indicaciones oportunas a tal efecto”.
Jose Luís Sánchez, pareja de Mercedes Cárdenes explica como se encuentra ella
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El relato de Mercedes
"Me encuentro desesperada, prácticamente deambulando por la calle y pidiendo ayuda a hispanohablantes que, de buena voluntad, me ayudan en lo que pueden y me dan alojamiento para unos días", explicaba hace unos días la propia Cárdenas a EFE, esta marinera malagueña de 33 años.
La joven quiso salir del país hace casi dos mes, después de una insatisfactoria experiencia laboral y de comprar el billete de vuelta a España con casi todo el dinero que le quedaba, pero fue retenida en el aeropuerto por la Policía emiratí que, tras tenerla 14 horas sentada en una silla y sin comer, le comunicó que no podía abandonar el país. "Solo me dijeron que no podía volar y que el responsable de anularme el visado (de trabajo emiratí) era mi exjefe", según ha relatado en una entrevista telefónica.
El sistema de 'Kafala'
En Emiratos Árabes Unidos (EAU), como en otros países del golfo Pérsico, rige el sistema laboral de 'kafala' o patrocinio, por el que los trabajadores inmigrantes quedan prácticamente a merced de su empleador, ya que no pueden salir del país ni cambiar de empleo sin la autorización de este.
Los abusos que propicia este sistema son denunciados de forma recurrente por organizaciones de derechos humanos y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), aunque lo habitual es que las víctimas sean trabajadores del sudeste asiático, que representan el grueso de la mano de obra en el golfo, y no occidentales. Sin embargo, en el caso de Cárdenas se dio la circunstancia de que fue el propio empleador el que incumplió el contrato.
La marinera llegó a EAU en octubre para trabajar en un "yate de lujo" para alquiler en el que había sido contratado su pareja, también español, como capitán, pero las condiciones de la nave no eran las que esperaban. "Estaba roto el plotter (sistema de localización), la radio, el timón... No teníamos reloj de combustible ni profundímetro. El barco iba navegando a ciegas. Era muy peligroso", señala el compañero sentimental de Mercedes.
"Además, vivíamos en unas condiciones infrahumanas: sin ventilación en los camarotes, sin aire acondicionado, sin cocina ni lavadora, con cucarachas...", añade. La situación se hizo insostenible cuando se rompió el ancla, así que el capitán llamó a inspección y el barco fue paralizado, algo que no gustó al propietario.
En la calle y sin dinero
"A los tres días apareció con dos policías y dos abogados, y nos dieron diez minutos para abandonar el barco y nos pusieron en la calle con solo una noche de hotel" pagada, denuncia la malagueña. Ella y su pareja acudieron a la Embajada española, donde les aconsejaron volver a España pero, cuando se disponían a viajar el pasado 25 de noviembre, él si pudo subir al avión y ella no.
Cárdenas sostiene que desde entonces ha acudido a diversas autoridades emiratíes y de nuevo a la Embajada española, pero nadie le da una solución, ni le explica las razones por las que no puede abandonar EAU. Además, "me hablan mal, muy altaneros, y todo el mundo me da la espalda, incluso la Embajada española", se lamenta. "En la Embajada me dieron un listado de abogados y los abogados me pedían 4.000 dirham (unos 950 euros), ¿De dónde saco yo eso? Me dicen que siguen mi caso, que siguen mi caso, pero pura palabrería. No me han ayudado en nada", sostiene Cárdenas.
Por su parte, la Embajada española en EAU asegura a finales de diciembre que desde que esta ciudadana "se puso en contacto el pasado mes de noviembre, se le ha proporcionado reiterada asistencia consular en función de sus circunstancias". Fuentes diplomáticas españolas explicaron que ya se han hecho las gestiones oportunas ante las autoridades locales, a través de los cauces diplomáticos habituales y por otras vías, para tratar de recabar información y brindar una asistencia consular adecuada a la interesada.
Según las mismas fuentes, Cárdenas ha sido informada puntualmente por vía telefónica y se le ha aconsejado que acuda al Departamento de Inmigración para resolver su situación con mayor celeridad, y ante el argumento de falta de recursos se le han facilitado los documentos para solicitar ayuda económica. Desde la Embajada española -dicen las fuentes- se sigue muy de cerca el caso que, en estos momentos, requiere exclusivamente de la cancelación del visado facilitado por la compañía a Cárdenas ante el Ministerio de Trabajo, y de cuya evolución se mantiene puntualmente informados a los interesados.
Cárdenas dice encontrarse en "un estado de nervios permanente y mucha ansiedad": "Me noto débil porque no estoy alimentándome bien debido a que estoy en la calle, sin recursos económicos, sin hogar, lejos de mi familia. Aquí no tengo a nadie", afirma. Ahora mismo se encuentra alojada con una familia latinoamericana que le ofrece "ayuda en lo que puede". Mientras, su pareja ha seguido haciendo gestiones desde España para intentar sacarla del país árabe y en los últimos días ha denunciado el caso a la prensa en España.