Miguel García Chinchilla: "Estrené mi primer coche a los 35 años"

Granada

Miguel siempre sonríe. Serenamente. Agradecido y feliz. Su presencia es terapéutica, sanadora. Está en paz. Es el semblante natural de un empresario que ha contribuído a construir una Granada mejor durante el último medio siglo. Desde su esquinita, desde su feudo, la automoción. Desde que comenzó a trabajar en Carrocerías Generalife siendo un chavea hasta que se instaló en las grandes superfices que regenta en la Avenida de Andalucía.

Durante la entrevista, Miguel recuerda los años de formación en el instituto Virgen de las Nieves donde aprendió el oficio de chapista; rememora sus años en Figueras, hasta donde acudió con su madre buscando cobijo en casa de su hermano Antoñito -"que siempre fue mi líder"- tras la temprana muerte de su padre; y se detiene en los "tres años y un mes" que permaneció en la Guardia Civil.

"Mi primer coche fue de segunda mano, un Seiscientos que reparé y que quedó precioso. En realidad, yo no estrené coche hasta que llevaba 12 años establecido", dice Miguel con firmeza, reafirmando los valores de austeridad y esfuerzo que condujeron aquellos años.

Estando en Figueras, y aportando en casa el jornal que se ganaba en un taller donde prosperaba, su hermano convenció a su madre para que Miguel regresara a Granada por el Corpus para que se reecontrase con sus amigos y pasar unos días de vacaciones. Ya nunca se fue. Aquí está su historia.

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