Franjas de racionalidad e irracionalidad

Albacete

La pandemia de COVID-19 me ha enseñado algunas cosas que para mí son sorprendentes. Una de ellas es la doble irracionalidad de nuestra especie respecto a las ciencias, al menos a las ciencias de la salud. Digo doble irracionalidad porque, al mismo tiempo que algunas personas toman decisiones irracionales para renegar de remedios bien probados por la ciencia, –me refiero a las vacunas– hay también otras, o tal vez sean las mismas, que abrazan el empleo de supuestos remedios contra el coronavirus no demostrados por la ciencia, o incluso que esta ha comprobado que resultan perjudiciales. En EE.UU., por ejemplo, se ha producido una verdadera locura con el consumo de un fármaco antiparasitario del que algunos han hecho correr el bulo de que previene o incluso cura la COVID-19.

La pandemia ha mostrado con bastante claridad que creer que el ser humano es racional es como creer que las cebras son blancas, o negras. Al igual que estos dos colores conviven sobre la piel de esos hermosos y salvajes animales, racionalidad e irracionalidad conviven, con mayor o menor intensidad, en el interior de nuestras, también en demasiadas ocasiones, indomables y salvajes mentes.

Sin embargo, no debemos detenernos solo en los hechos, sino preguntarnos por qué los hechos son como son y no son de otro modo ¿Por qué racionalidad e irracionalidad conviven en nuestras mentes? La biología nos enseña que las franjas blancas y negras de las cebras existen porque cumplen una importante función para su supervivencia. Los estudios realizados indican que esta es evitar en lo posible las picaduras de las moscas Tse-tsé, trasmisoras del parásito causante de la enfermedad del sueño, que produce una elevada mortalidad en esos animales.

Así pues, las franjas de racionalidad e irracionalidad de nuestras mentes deben también cumplir una función que, aunque no sea bien conocida todavía, ha conducido a la supervivencia de nuestra especie. Los humanos somos la especie de animal superior con mayor éxito evolutivo en la historia del planeta, y la razón de ese éxito se encuentra sin duda en el interior de nuestra contradictoria naturaleza.

Creo por ello que deberíamos ser conscientes de nuestras contradicciones para conseguir una mayor tolerancia y armonía entre todos. Somos todos humanos, racionales e irracionales a la vez. Sin embargo, una vez aceptado esto, debemos estar atentos par evitar en lo posible que nuestra irracionalidad tome el control de lo conseguido racionalmente. Me refiero a cuando la irracionalidad decide, por ejemplo, cómo usar la tecnología derivada de nuestra racionalidad, tanto cuando usamos o no un medicamento como cuando decidimos usar o no otras tecnologías que a la larga pueden hacernos mucho daño si las usamos irracionalmente. Baste como ejemplo el calentamiento global.