Urdangarin cambia de mar
Si yo les digo Urdangarin, no necesito añadir ni una palabra más
Palma
Si yo les digo Urdangarin, no necesito añadir ni una palabra más.
Así de rápido se ha propagado la noticia.
A cambio, ustedes se preguntan cómo salvaremos el asunto sin chapotear en la ciénaga color de rosa.
Pues bien, las fotos recientes del juguete roto llamado Urdangarin me parecen un desafío.
En la rampa de los juzgados mallorquines ya demostró sus limitadas dotes oratorias.
Así que ahora se expresa a través de unas imágenes, que ni siquiera ha tomado él.
Una vez que ha purgado el grueso de su condena, recuerda que sigue ahí y que de momento no ha tirado de la manta.
¿Se imagina alguien la tormenta, si Urdangarin detalla los pormenores del ‘caso Infanta’ a veces disfrazado como ‘caso Nóos’?
Sin embargo, por hoy nos ocupará solo la geografía del escándalo.
Urdangarin cambia de mar, se traslada del Mediterráneo que le enamoró a un océano mucho menos civilizado.
Allí las fotos no dan tan bien, pero tal vez se pretendía ofrecer una imagen grisácea, premonitoria.
En fin, me gustaría saber si los entusiastas de lo mucho que Mallorca le debe a la famosa Familia Real mantienen esa convicción promocional.
