Agua en Puertollano: garantizada para tres años pero treinta hectómetros menos que la media desde 2012

Puertollano

Estos días nos fijamos en el agua en nuestra comarca, dónde se produce lo que podríamos denominar como síntesis de contrarios: el embalse de Montoro está casi 30 hectómetros por debajo de la media de agua acumulada de los últimos años, pero la que hay garantiza suministro humano e industrial para más de dos años... si no cayera una sola gota

Vamos con los datos: con los 49 hectómetros cúbicos que acumula a día de hoy el embalse del Montoro, el 46.67% del total, hay agua de sobra para 2022 y 2023 si no volviese a caer una sola gota. Sin embargo, la situación es ostensiblemente peor que hace un año, cuando el pantano retenía 60 hectómetros, 11 más que ahora, o que la media de la última década en la última semana de enero, con 78 hectómetros y un 75% de capacidad. Así lo explicaba en la SER el gerente de la empresa mixta Aguas de Puertollano, Javier Tejeda

Esta situación de menos caudal acumulado, en todo caso, tiene precedentes cercanos en el tiempo. Ya en 2018 sucedió algo muy parecido, y apenas un mes de lluvias continuadas tuvo como consecuencia que el pantano, que por su orografía y porque el suelo es mayoritariamente de pizarra, que apenas filtra, se llenase del todo hasta el punto de tener que desembalsar agua

 Según datos cotejados por Cadena SER, el consumo principal del pantano permanece muy estable en los últimos años y es el del complejo petroquímico, a través de una canalización que no gestiona Aguas de Puertollano, sino la propia Repsol. El resto de empresas de Puertollano y todos sus habitantes gastan anualmente 4.2 hectómetros cúbicos aproximadamente, lo que sumado al medio hectómetro de Almodóvar y sus empresas y aproximadamente 0.3 de Cabezarrubias del Puerto, Mestanza e Hinojosas de Calatrava dan como resultado una necesidad anual de agua de 5 hectómetros... más la que utiliza Repsol

La gestión de un recurso limitado y por tanto precioso implica a los vecinos, pero también a la propia empresa municipal, que acomete anualmente cambios en la red de baja para modernizar, reparar averías y reducir las pérdidas, con un rendimiento que en 2021 alcanzó el 70% del total, después de haber empeorado sensiblemente en 2020 por la irrupción de la pandemia y la ausencia de obras. 

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