La Línea, todo por descubrir: Línea teatral

La Línea de la Concepción

Sobre 1870, acompañando el principio de la autonomía de La Línea como ciudad independiente de San Roque, vería la luz el que probablemente sea el primer teatro de nuestra ciudad, el Teatro de La Línea. Este se nutría principalmente, como harían luego otras salas, de las compañías profesionales que por aquellos tiempos estaban programadas en el Teatro Real de Gibraltar, que se desplazaban a un suelo que sí les permitiera trabajar los domingos. Sería en este Teatro de La Línea donde se subirían los niños de la Sociedad Infantil de Música y Declamación, dirigida por Carlos Devolx, con títulos como las zarzuelas "Artistas en miniatura" o "La virtud premiada".

La primera agrupación de teatro aficionado de la que se tiene noticia en nuestra ciudad sería Los Amigos, que pondrían en pie montajes como el drama en verso "Una Limosna por Dios" de José Jackson Veyán, y comedias en prosa como "Mañana de sol", de los Hermanos Álvarez Quintero.

Este tipo de compañías aficionadas abundaban en La Línea de principios de siglo, y entre ellas, recordamos nombres como la Agrupación Muñoz Seca, el Cuadro Artístico de Radio Juventud o la Agrupación Artística Linense del Maestro Soro. Francisco Soro puso sobre los escenarios de La Línea a amantes de la música y el teatro, en una agrupación autofinanciada y que trabajaba generalmente a beneficio de instituciones caritativas. A los jóvenes de la Agrupación se los vería en títulos como "Taller de muñecas", la zarzuela "Luisa Fernanda", o textos de la autoría del propio Soro, coescritos con su esposa María Serra.

En 1896 la sociedad empresarial del Parque de la Victoria puso en pie un teatro con más de 1700 localidades entre gradas, patio y palcos, que fue inaugurado por la Compañía de Zarzuela y Ópera española y que se enorgullecía de ser la primera sala de la ciudad con alumbrado eléctrico. Pasarían por las mismas tablas grandes compañías de teatro, ópera, opereta cómica y zarzuela, como por ejemplo la Compañía de la Alta Comedia, que representaría el "Miguel Strogoff" en el '49. Curiosamente, el teatro se enriqueció de escenografía y vestuario gracias al paso de diversas compañías que, ante la falta de presupuesto o ante una recaudación insuficiente, empeñaban su material de trabajo a cambio de un dinero que cubriera su alojamiento o su regreso.

En La Línea abundaban los teatros en forma de barraca de madera, muchos de ellos puestos en pie con el fin de darle lugar a determinada programación durante los días de velada y fiestas, y que luego se constituyeron como sala permanente. Merecen mención en este sentido: el Salón de Verano, el Teatro Amaya (con una estructura más moderna) y el Teatro Pascualini; éste último, puesto en pie por Francisco Villar, contó con la presencia de la compañía del Duque de Sevilla, con Margarita Xirgu, y con las que a entrada del siglo pasado ocupaban los carteles de toda España, Blanca Azucena y su botones. La Sala del Casino, el Teatro Cómico, el Salón Victoria, el Cine Nuevo (que contó con la presencia del famoso Teatro Chino de Manolita Chen)... eran salas en las que, entre otras manifestaciones artísticas, también se proyectaban películas, llegando en ocasiones a combinar las representaciones teatrales con proyecciones de cine mudo en lo que, a día de hoy en el teatro contemporáneo, se considera una revolución escénica, al combinar la tecnología con el teatro más humano. No podemos olvidar el Trimope, que ocupó el lugar del cine El Chorro, ni mucho menos el Teatro Trino Cruz, llamado en sus inicios Teatro del Sol. Funcionaba como cine de verano y se convierte en una sala más variada al cogerla Pedro García, de Imperial Cinema. Su escenario vería el paso tanto de compañías aficionadas como de grandes compañías de Comedia, de revista, de variedades o de zarzuela, como la Gran Compañía Lírica de Esteban Astarloa y Mª Fca Caballer, con "La verbena de la paloma". En La Línea abundaba la afición al teatro y al mundo de las artes escénicas, siendo muy común la programación de zarzuela, variedades y revista. Desde la fundación de aquel primer Teatro de La Línea en 1870 hasta hoy, han desfilado por sus escenarios incontables compañías profesionales y no menos nacidas de dicha afición local. Entre teatros y cines sumaron un total de 19 salas y, por la propia evolución de la ciudad en particular y de las costumbres sociales en general, fueron echando el cierre, hasta la inauguración en 1998 del Teatro Municipal de la Velada, y en 2002 del Palacio de Exposiciones y Congresos que, esperamos, sigan conservando y potenciando esa afición innata del pueblo de La Línea a la magia del teatro.