Peluditos
Ildefonso Cáceres

Jerez de la Frontera
Sé que el presente alegato me puede granjear la enemistad de algún que otro oyente, incluso de varios cientos o miles de ellos así como de algún colectivo, pues el cariño que la sociedad deposita de un tiempo a esta parte en los animales en general, en los de compañía en particular y, concretamente en los perros, llega a ser casi obsesivo con tintes enfermizos.
Desde ya les adelanto que este comentario no versa sobre la conveniencia o no de comerse un buen chuletón, de lo que hablaremos otro día, pues en realidad me quiero centrar en aquellas personas que se empeñan en humanizar a los animales de compañía, a los que cariñosamente llaman peluditos.
Soy consciente de los beneficios que supone contar con tales animales pues, según qué razas, son buenos guardianes, dan compañía y nos obligan a ejercitarnos. Pero nos empeñamos en elevarlos a una categoría casi humana, cuando la reciente reforma del Código Civil, a través de la Ley 17/2021, lo único que ha hecho es indicar que los animales son seres vivos dotados de sensibilidad.
Y claro, una cosa es un ser vivo sensible y otra bien distinta es un ser humano. De hecho, por lo general, los humanos no vamos por ahí olisqueando el trasero a nuestros congéneres, algo habitual en la raza canina. Así que bueno será darles a los perros el lugar que les corresponde, no tratarlos como si fueran niños, no vestirlos con prendas imposibles cuando ya traen un hermoso pelaje, y menos aún hablarles como si entendieran, pues les aseguro que todos suspenderían primero de lengua española.
Los perros, por muy sensibles que sean, están con los humanos porque nosotros les proveemos de alimentos, cuidados y cariño. Ellos, a cambio, nos dan compañía y nos protegen. Pero no se dejen engañar, si los perros están con los humanos es por el interés, como el famoso Andrés. Si no me creen hagan la prueba del algodón. Tengan unos días al perrito en casa sin darle de comer, a ver si el animalillo reacciona con la sensibilidad que la ley le presume o, si por el contrario, cada vez se le nota más cabreado e incluso un día intenta morderle.




