La ‘Generación Z’ toma las calles

Las redes sociales son el escenario en el que los “Gen Z” organizan sus multitudinarias protestas en países tan dispares como Marruecos, Perú o Nepal.Desde hace semanas, recorre el planeta una ola de protestas protagonizadas por la llamada "Generación Z", es decir, jóvenes nacidos hacia finales de los 90 y la primera década de los 2000, que ahora están cerca de cumplir la mayoría de edad o llegar a los 30.

Esa generación, la primera nativa de Internet, lidera manifestaciones en países del mundo de lo más diversos y distantes, pero compartiendo las mismas reivindicaciones y las redes como herramienta movilizadora. En la mayoría de los casos consiguen arrastrar a otros colectivos desencantados con sus autoridades.

En 2023, la Asociación de Psicología de Estados Unidos advirtió de que estamos ante una generación "completamente abrumada por el estrés", por la ansiedad derivada de los problemas financieros que sufren, la falta de oportunidades y el aislamiento (que, en parte, alimentan las redes sociales).

Esa frustración ha estallado ya en varias naciones del sur global contra las autoridades y se enfrenta a una dura represión policial. 

Ha sido la última nación en sumarse a esta ola de protestas. Los jóvenes marroquíes han salido a las calles de las principales ciudades del reino en contra de la degradación de los servicios públicos (especialmente la Sanidad).

Uno de los catalizadores de este malestar ha sido la construcción de los estadios de fútbol para el Mundial 2030 (que Marruecos organizará junto a España y Portugal).

El presidente del Gobierno marroquí ha ofrecido diálogo a los manifestantes tras la muerte de al menos dos jóvenes durante los enfrentamientos de los jóvenes con las fuerzas de seguridad. También hay cientos de detenidos. 

Es la revuelta que han tomado como referencia jóvenes de otros países del planeta porque provocó la caída del Gobierno en apenas 48 horas, justo después de que ese ejecutivo decidiera cortar el acceso a las redes sociales.

La imagen icónica del Parlamento o el Palacio Presidencial en llamas recorrió el mundo a primeros de septiembre de 2025.

Cientos de jóvenes celebraron en la calle la destrucción de estas instituciones, que identificaban con la corrupción y el desempleo en un país en el que más del 20% de su población vive por debajo del umbral de la pobreza.   

La violencia desatada contra los manifestantes ha sido denunciada por Naciones Unidas y organizaciones como Amnistía Internacional tras la muerte de al menos 22 personas en las protestas convocadas en esta isla desde el pasado 25 de septiembre.

En este caso, la frustración ha estallado por los cortes de luz y agua en el país, que contrastan con la opulencia que luce el presidente, Andry Rajoelina, y su familia.

Ni siquiera el cese del Gobierno en pleno ha terminado con esta crisis política y social, una de las mayores que vive esta nación del océano Índico. 

Los jóvenes keniatas fueron pioneros en esta ola de protestas. Comenzaron a salir a la calle hace más de un año, impulsados por la frustración que provoca en amplios sectores de la sociedad tanto la represión policial como las dificultades económicas.

La frustración aquí se dirige contra el presidente William Ruto y también han tenido una trágica respuesta por parte de las fuerzas de seguridad con más de 30 muertos y cientos de detenidos.

La chispa en este caso fue una reforma del sistema de pensiones que aprobó el congreso peruano y el foco de la ira se dirige contra la presidenta Dina Boluarte, la mandataria de América Latina con el índice de popularidad más bajo (sólo un 3%) tras el golpe de estado de diciembre de 2022.

Aquí protestan no sólo por la falta de oportunidades de futuro sino también por la inseguridad en las calles.