Este lunes 24 de noviembre empieza en la Audiencia Nacional otro juicio histórico: la vista contra el expresident de la Generalitat durante 23 años, Jordi Pujol, y sus siete hijos, además de una decena de empresarios. El juicio contra la familia Pujol por su fortuna oculta durante décadas en Andorra debe responder a una pregunta sencilla: ¿De dónde salió el dinero? Los Pujol aseguran que es una herencia que dejó el abuelo Florenci y no tiene nada que ver con la Generalitat. La Fiscalía, en cambio, cree que sale de comisiones ilegales.
Anticorrupción acusa al expresident de “tejer una red de clientelismo” en una trama corrupta de la que no hay pruebas directas. Según el juez instructor, la familia “recibía pagos millonarios”, mayoritariamente de empresarios, que “disimulaban” a través de sociedades y cuentas en paraísos fiscales. La acusación cree que esos pagos eran mordidas a cambio de adjudicaciones o “simplemente para congraciarse o mantener buena relación” con los Pujol a quien pide penas que van de 29 a ocho años de cárcel además de multas millonarias.
Tras más de una década de investigación, recursos, maniobras legales y batallas por el acceso a la documentación, la vista oral promete ser extensa y compleja: están previstas más de 40 sesiones entre noviembre y mayo y se han citado a más de 250 testigos. Lo primero que deberá resolverse es si el expresident Jordi Pujol, de 95 años, queda exonerado por su estado de salud ya que los forenses que le examinaron consideran que “no está en condiciones físicas ni cognitivas para comparecer” ni “defenderse de forma autosuficiente”. Lo que está claro es que no habrá foto de Pujol sentando en el banquillo de los acusados ya que seguirá la vista por videoconferencia.




