Mina Lucía: la única en Europa donde se puede ver emanar asfalto natural
Los trabajos de aseguramiento de la mina han finalizado y el verano que viene se iniciarán las visitas guiadas por esta joya del patrimonio minero alavés
La mina de asfaltos, Mina Lucía, cobra nueva vida
Vitoria
A Mina Lucía, en lo alto del pueblo de Atauri, le llaman "la cajita de bombones", porque es muy especial. Es una mina pequeña, preindustrial, que ha llegado a nuestros días en un gran estado de conservación y que, además, permite ver algo que no puede contemplarse en ninguna otra mina europea de sus características: su temperatura y una humedad del 100% hacen que se pueda observar cómo emana el asfalto natural de sus paredes. Es una sustancia viscosa y negra que a finales del siglo XIX hizo que la Montaña Alavesa se convirtiera en un referente de este mercado en toda Europa. Ese asfalto era un material codiciado y se utilizó en los portales de la ciudad de Barcelona o incluso en los suelos de la Bolsa de Madrid, entre otros lugares.
El próximo verano, quienes quieran entrar en las entrañas de la mina y conocer su historia -que arranca en 1872- y la de las gentes que la trabajaron -hasta principios del siglo XX- podrán hacerlo a través de visitas guiadas en grupos pequeños. Recorrerán las galerías en las que operaban de manera muy artesanal los mineros. Aún pueden verse sus pasos grabados en el suelo; usaban un calzado de madera y clavos que dejaba pequeños agujeritos al pisar y unas carretillas muy básicas que dibujaban largas líneas en sus desplazamientos cargadas de material.
La puesta en valor de Mina Lucía forma parte de un plan más amplio de recuperación de paisajes mineros en la Montaña Alavesa y persigue convertirla en un revulsivo cultural y turístico, un activo que genere riqueza en la zona. El diputado general, Ramiro González, señala la intención de tejer red, sinergia con otros atractivos de la zona como el Vasco-Navarro y el Parque Natural de Izki.
Para llegar a ese punto todavía queda un cuanto trabajo que hacer, apunta la jefa del Servicio de Sostenibilidad Ambiental de la Diputación, Elena Gómez Chico, aunque, tras las obras de aseguramiento de la mina y la construcción de la galería artificial de emergencia, queda lo más sencillo: la adecuación del espacio interior para las visitas.
Y si la obra de consolidación ha sido muy poco intervencionista para conservar el carácter original de este espacio, la labor de acondicionamiento también quiere seguir esa filosofía, de tal manera que el visitante pueda tener la experiencia más auténtica posible. De hecho, la iluminación que se va a instalar será la necesaria para garantizar la seguridad en la ruta y que se pueda ir descubriendo a golpe de luz de frontal cada rincón.
Paralelamente a la rehabilitación física de este paisaje minero se está realizando una labor igualmente importante de recuperación de la memoria histórica. Anartz Gorrotxategi, presidente de la Cuadrilla de Montaña Alavesa, explica que es importante recordar que la suya ha sido una comarca minera y que la mayoría de las familias tuvo vinculación con este sector. Esa búsqueda del relato más emocional posibilitará visibilizar ese ADN minero de la Montaña y lo que significó en los social y en lo cultural todo aquello. Hasta ahora, tal como explica José Latova, uno de los expertos que trabaja en este proyecto, han logrado entrevistar a una veintena de vecinos y vecinas que mantienen recuerdos propios o de familiares de aquella época. También han recopilado materiales y bastante documentación, que bien podría dar origen a unos cuantos e interesantes estudios -dice Latova- desde muy diversas ópticas sobre aquel tiempo del asfalto, en la Montaña.