El Alavés no quiere un Mendi teñido de amarillo el domingo ante el Cádiz

Vitoria

El club quiere despedir a su equipo en Primera con el campo de color azul y blanco, no de amarillo. No desea, por ejemplo, lo que ocurrió el día del Barcelona contra el Eintracht de Frankfurt en competición europea. ¿Cómo consigue ese efecto? Pues poniendo las entradas a 120 y 150 euros. Por otro lado, ofrece a los abonados la posibilidad de conseguir dos localidades a 25 euros cada una. Hay que presentar el DNI o una copia en el momento de la compra en la tienda o taquilla. Se pedirá también el día del partido en las puertas de acceso.

Lo cierto es que los aficionados vitorianos están muy quemados con el descenso y se están ofreciendo en redes para que las dos localidades a 25 acaben en manos cadistas. Cuestión de buen rollo pero un problema gordo de cara a la seguridad. Y no parece el momento más adecuado para mezclar gente en las gradas, tal y como están los ánimos por Vitoria.

Como ha deslizado el Alavés, no quieren chirigotas el día del funeral. Por lo tanto, el club envía 380 entradas, por acuerdo entre clubes, a 30 euros cada una, 125 más por cortesía para directivos, autoridades o patrocinadores y, a partir de ahí, habrá que pagar 120 o 150 euros. Lo de que la gente pacte en redes el intercambio de localidades no lo pueden controlar. Pero les preocupa gente mezclada en la grada porque el partido puede ser de alto riesgo.

Era un día propicio para hacer caja pero el club ha tomado la decisión de no lucrarse porque eso habría provocado, seguramente, reacciones en contra de la afición. En realidad, después de la traumática semana del descenso, cualquier decisión que se tome será cuestionada por una masa social dolida. La semana próxima, según todos los indicios, comparecerá algún responsable del Alavés en rueda de prensa para hacer balance de la temporada y explicar los planes para la próxima.