Fernando Velázquez y Eduardo Madina, confluencias
Director de orquesta y expolítico conversan en la antena de la Cadena SER en Euskadi sobre los procesos de creación, la identidad y el futuro
Bilbao
Coincidieron en la Universidad. Ambos estudiaban Historia, aunque nunca compartieron aula. Los pasillos de Deusto vieron transitar a dos alumnos, nacidos en 1976. Fernando Velázquez en Getxo, Eduardo Madina en Bilbao, en el barrio de Deusto. Han pasado tres décadas y director de orquesta y consultor se encuentran en la antena de la SER en una nueva entrega de Retratos de una vida. Diálogos de Euskadi.
Fernando Velázquez y Eduardo Madina, confluencias
Lo primero que recuerdan cuando se sientan son las figuras de los profesores que les marcaron. Aquel del colegio público de Deusto, Eduardo, el profesor Crovetto Fernando, claves en la elección de sus estudios. Las Humanidades serían determinantes para despertar su curiosidad.
Madina comenzó en las Juventudes Socialistas de Euskadi. Después, sería elegido concejal en Sestado, diputado y secretario general del grupo socialista en el Congreso. Un atentado terrorista marcó su carrera y su vida en 2002. Estuvo en la política hasta 2017. Desde entonces, se ha dedicado a la consultoría. Hoy por hoy es socio de Harmon. Velázquez comenzó a estudiar música en su pueblo y después continuó su formación en París y Madrid. Fue en 1999 cuando comenzó a crear bandas sonoras y, desde entonces, ha sido el artífice de muchas conocidas como Lo imposible, Ocho apellidos vascos, El Orfanato o Patria. Ambos se muestran partidarios de las fusiones, de las confluencias, de la mezcla tanto en la música como en la política y en la propia vida. "El futuro de una Euskadi plural, una mezcla de partituras", asegura Madina.