El turismo de ochomiles llega al peligroso K2
Analizamos con Juanito Oiarzabal el fenómeno que han impulsado las agencias nepalíes en los últimos meses
El turismo de ochomiles llega al peligroso K2
14:48
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1659607223592/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Bilbao
Hace un par de años, una fotografía del Everest se hizo viral. No se trataba de una imagen de una expedición profesional, tampoco del éxito en la apertura de una nueva vía, sino de una hilera de cientos de turistas ascendiendo a la cima más alta del planeta por una cuerda fija instalada ex profeso para ellos.
Cualquier persona capaz de paga la nada despreciable tasa era guiada hasta la cumbre del mundo, lo que convertía las laderas del Everest en el último ejemplo de la masificación de cualquier rincón del planeta accesible al turismo. Ahora este fenómeno se ha extendido a otro ochomil: el K2.
La montaña maldita
Ninguna de estas montañas es accesible a cualquier persona. Sin embargo, el K2 no es el Everest. Desde que, en 1954, el italiano Achille Compagnoni lograse la primera ascensión a sus 8611 metros de altura, solo 377 alpinistas la han coronado y 88 han fallecido intentándolo.
El alavés Juanito Oiarzabal se encuentra entre los primeros. Ha llegado a su cumbre en dos ocasiones, aunque en una de ellas sufrió un grave accidente y la amputación de los dedos de los pies. Oiarzabal, con décadas de experiencia a sus espaldas, trabaja ahora como guía de alta montaña.
400 turistas este verano
Analizamos con él las consecuencias de la turistificación del K2. ¿Sigue siendo la montaña más peligrosa del mundo? ¿Cómo afecta la llegada del turismo a este tipo de lugares salvajes? Sirvan como ejemplo un par de datos: más de 400 personas tienen previsto ascenderla durante este verano y hace una semana pisaron la cima 145 personas; cada una de ellas había pagado a una agencia comercial en torno a 50.000 dólares.