Brais da brillo a la sinfonía de Imanol

San Sebastián

Brais Méndez sigue en racha. La Real Sociedad sigue en racha. Parece que son conceptos que van de la mano. Por ahora, así está siendo. Y el equipo txuri-urdin se ve beneficiado, hasta el punto de que Kira fijamente a los puestos europeos, soñando con unirse a la lista ilustre de candidatos a la Champions League. El centrocampista gallego puso la rúbrica con su sexto gol de la temporada al sobresaliente partido de la Real ante un Villarreal pobre y demasiado timorato que en la primera parte se vio absolutamente superado. Imanol Alguacil le ganó la partida táctica a Unai Emery con una idea más arriesgada y ambiciosa, sin especular y jugando siempre mirando a la portero del Villarreal, apabullándole y encerrándole en su campo, impidiéndole salir a la contra, y generando situaciones claras como para ganar con claridad, como así sucedió gracias al gol de Brais Méndez tras otro pase fantástico de Mikel Merino. Sin hacer casi cambios con respecto al partido europeo, y con el Villarreal cambiando casi todo su once, daba la sensación de que los papeles estaban cambiados. La Real apretó y se llevó el premio merecido, el Villarreal llegó tarde al partido y lo pagó caro. Con Europa en juego, continúa la buena racha de los donostiarras de juego y resultados, y el submarino se queda atascado.

La Real Sociedad tomó desde el principio el mando de las operaciones, contra un Villarreal desconocido, que le cedió toda la posesión y acabó cediendo también el dominio territorial del partido. El plan del equipo de Emery era muy extraño, teniendo en cuenta los jugadores que tenía sobre el césped y que salvo dos, todos habían descansado entre semana. Jugaba replegado, intentando cerrar los espacios por dentro para que Silva, Merino, Brais y Kubo no pudieran asociarse, y salir a la contra con transiciones rápidas, con Lo Celso y Danjuma. Pero no consiguieron ni una cosa, ni la otra. Porque la Real campó a sus anchas, consiguió que se jugara a lo que quería Imanol Alguacil, y los ‘chiquitines’ del centro de campo en rombo de los donostiarras entraron en contacto con la pelota en multitud de ocasiones.

Le faltaban ocasiones claras de gol a los donostiarras, pero no acercamientos, porque merodearon en todo momento el área de un Gero Rulli que en la vuelta a la que fue su casa estuvo impreciso y fallón con el balón en los pies. Lo demuestran los hasta seis córner que botaron los donostiarras, por los ninguno que pudo sacar el ‘submarino amarillo’. Y que los de Emery no dispararon en toda la primera parte sobre la portería de un inferido Alex Remiro. El partido se jugó casi todo dentro del campo del Villarreal, que llegó a defender con hasta seis jugadores en su línea defensiva. La Real se asociaba con facilidad, porque era capaz de dar velocidad a la circulación de balón y llegaba con asiduidad a línea de fondo. Y tanto fue el cantaron a la fuente que al final se rompió. La Real encontró su premio y castigó el planteamiento excesivamente reservón del Villarreal. Un saque de esquina rechazado por la defensa amarilla lo cazó en la frontal Merino, que con un toque sutil maravilloso supera por arriba a la defensa del Villarreal para que Brais Méndez por abajo batiera libre de marca a Rulli. El 1-0 hacía justicia al descanso a las intenciones de cada equipo.

Tras el descanso, se esperaba que el Villarreal reaccionara. El resultado lo demandaba. Y también la imagen pobre que había ofrecido en los primeros 45 minutos. El cambio empezó en el vestuario, con la entrada al terreno de juego de Jackson y, sobre todo, del ‘Comandante’ Morales. Y siguió después con la intención, dando un paso adelante y presionar más arriba, abriendo el partido y asumiendo más riesgos. Porque con lo que había hecho hasta entonces no le había servido. Ese ‘nuevo’ Villarreal abrió el partido. Porque la Real siguió haciendo lo mismo, queriendo hacer daño a través de la posesión con asociaciones rápidas por dentro que seguían obligando al ‘submarino amarillo’ a aplicarse en defensa. Morales pudo hacer el empate nada más volver de vestuarios, pero su remate se fue rozando la cepa del poste derecho de la portería de Remiro. Fue lo único peligroso que fue capaz de hacer el Villarreal, que dio un paso adelante, pero se encontró con la dureza de la defensa donostiarra. El partido se convirtió en un pequeño correcalles del que salía mejor parada la Real, que a la espalda de la defensa del conjunto de Emery sufría al haber subido líneas. No lo aprovechó el equipo realista para matar el choque y dando una pequeña esperanza a un Villarreal que terminó de reaccionar muy tarde. Solo en los últimos cinco minutos fue capaz de embotellar a la Real en su área, con otra buena acción de Morales, ante el que reaccionó muy bien Remiro con una buena parada. Pero de nuevo la zaga txuri-urdin se impuso a la voluntad insuficiente de un Villarreal demasiado ramplón. Hubiera sido muy injusto que sacara con ese planteamiento algo del Reale Arena. Ganó quien más lo mereció, que fue quien más lo buscó, una Real que mira a Europa con mucha firmeza.