El análisis del empate de la Real: el que juega con fuego...
La Real Sociedad no hizo caso del aviso a navegantes de su entrenador en Conellá, repitió el error de no matar el partido y lo acabó pagando caro con el gol del Celta en el descuento
El análisis de Roberto Ramajo: "La Real volvió a jugar con fuego. ¿Qué pasa en Anoeta?"
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San Sebastián
Terminó muy enfadado Imanol Alguacil el partido de Cornellá el pasado lunes, porque su Real Sociedad no fue capaz de matar el partido cuando lo tuvo en su mano. Y entonces llevaba el partido 0-3, acabó 2-3 y pidiendo la hora. Fue un aviso a navegantes del que parece que no extrajo ninguna lección. Porque repitió la jugada contra el Celta de Vigo, pero esta vez con un castigo merecido, porque no fue capaz de aprovechar que los vigueses jugaron con uno menos por la expulsión de Renato Tapia en el 68′. Para entonces, ganaba 1-0 la Real con el tempranero gol de Oyarzabal después de una aseada primera parte. Pero dejó vivo a un Celta que estaba haciendo méritos como para empatar el partido. Volvió a jugar con fuego, y el valiente equipo vigués se lo hizo pagar muy caro en el descuento con un gol de Le Normand después de un remate de Iago Aspas, que hasta entonces estaba pasando desapercibido, pero que volvió a aparecer cuando más le necesitaba su equipo. La Real no hizo su mejor partido y no fue capaz de matar el partido cuando tuvo ocasiones para hacerlo; el Celta se mantuvo de pie hasta el final, arriesgó mucho y acabó sumando un premio más que merecido. Los vigueses se escapan un punto del descenso. Los donostiarras se acercan también un punto al sueño de la Champions, aunque el resultado dejó un poso amargo en el Reale Arena.
Empezó el Celta de Vigo con mucho brío y mucha fuerza, con una ocasión clara de gol de Carles Pérez, tras una buena pared con Iago Aspas que obligó a intervenir con acierto a Álex Remiro. No había dado casi ni tiempo para sentarse en su localidad a los aficionados del Reale Arena. Estaba con ciertas dudas el equipo donostiarra porque el Celta le había quitado en el inicio la pelota, pero entonces llegaron Kubo y Oyarzabal, y una de esos contragolpes que hay que poner en las escuelas de fútbol. Robo de balón fantástico en la medular con una presión muy acertada de Illarramendi y Brais Méndez, pase en línea de tres cuartos para Kubo y pase entre líneas para la llegada de Oyarzabal con ventaja para fusilar con la pierna izquierda a Iván Villar, que no tapó bien su palo corto. Golazo de la Real con una ejecución perfecta que servía para cambiar el signo del partido.
Le entraron entonces las dudas a los vigueses y crecieron los donostiarras para empezar a adueñarse también del juego, al tiempo que ya dominaban también en el marcador. Desnaturalizó la Real al Celta, que perdió sus señas de identidad, le costaba tener fluidez con el balón y era la Real la que estaba cada vez más cómoda sobre el terreno de juego. Pudo empatar, eso sí, Larsen con un remate de cabeza ante el que respondió bien Remiro. Pero ya está, nada más. La Real durmió el partido y hasta el descanso se jugó a lo que quiso el equipo de Imanol Alguacil, aunque el equipo vigués llegó vivo al descanso, con una segunda parte entera para reaccionar.
Y lo aprovechó. Reaccionó el Celta, que salió de nuevo mejor al terreno de juego tras el descanso, pero esta vez le duró hasta el final. Mejor puesto sobre el césped, fue capaz de anular a la Real, a la que ya le costó tener más la pelota y dominar el juego. Los vigueses merodearon más la portería de Remiro, porque dieron un paso adelante y arriesgaron más. Eso provocó que los realistas encontraran espacios a la espalda de la defensa del Celta, y también llegaron con peligro, con remates claros de Oyarzabal, Kubo y Zubimendi Que podían haber cambiado la dinámica del segundo tiempo. Pero el partido estaba más del lado del Celta, que incluso tuvo que sobreponerse a la inexplicable expulsión de Renato Tapia, que apenas estuvo siete minutos sobre el terreno de juego. No lo aprovechó la Real, que jugó con uno más desde el 68′ de partido. No dio la puntilla al Celta, le dejó con vida y jugó con fuego. Había avisado Imanol en Cornellá, quejándose de que no se maten los partidos. Y Celta se lo hizo pagar muy caro. Iago Aspas, muy apagado hasta entonces, se encendió y pudo marcar desde el centro del campo ante la pasividad de los jugadores de la Real. Fue un primer aviso. El segundo no perdonó, con la ayuda de Le Normand, aunque el francés no quería claro. En el descuento, encontró el premio merecido el Celta con un remate de Aspas que Le Normand se metió en su propia portería en su intento de despeje. Premio doble. Para el Celta por su insistencia, para la Real por jugar con fuego, una vez más, y esta vez con castigo. El fútbol, a veces, es justo. En el Reale Arena, aunque de aquella manera, lo fue. Reparto Justo de puntos.
Roberto Ramajo
Entro en el grupo en 2002 como redactor de prácticas. En 2005 se incorporó a la redacción en Gipuzkoa...