Euskadi celebra su I Jornada Intergeneracional de FP, un encuentro para aunar el pasado con el oficio del presente
El acto ha reunido a 600 alumnos y alumnas de FP y ha contado además con la presencia de las personas mayores con las que han desarrollado los proyectos que han presentado
Puri y José comparten sus experiencias en la I Jornada Intergeneracional de FP Euskadi
"Pasado, presente y futuro en Formación Profesional: tradición en innovación" ha sido el lema escogido para esta I Jornada Intergeneracional de FP Euskadi, un acto que ha reunido al alumnado de los 11 centros de FP que han participado en la iniciativa, así como a varias de las personas mayores que han colaborado con los estudiantes en los proyectos que han llevado a cabo durante el mes de marzo. Este encuentro, encabezado por José Arévalo Turrillas, viceconsejero de Formación Profesional, ha querido poner en valor la importancia de la experiencia de los más veteranos en el aprendizaje de los más jóvenes.
Agradecido. Así se ha mostrado Árevalo con los 600 alumnos y alumnas que han ocupado las butacas de una de las salas del Palacio Kursaal. Durante su intervención, el viceconsejero ha destacado su "implicación", haciendo especial hincapié en la transcendencia que tiene "conectar" ambas generaciones: la joven, por "estar definiendo nuestro futuro" y la de los mayores porque "gracias a su trabajo, vivimos como vivimos".
Uno de los centros participantes ha sido el CIFP Meka, de Elgoibar, donde trabajan la automoción. Allí acudió José, mecánico veterano, para contar a los alumnos del centro cómo era el trabajo en los talleres hace décadas o qué averías presentaban los Seat 600 o los Citröen 2CV. "Estuvimos con ellos en 2 ocasiones", contaba. "Las sensaciones han sido formidables, les hemos enseñado un poquitín de lo que sabíamos y hemos intercambiado conocimientos". Una experiencia que ha definido como enriquecedora.
Del 6 al 10 de marzo, los centros llevaron diversos proyectos, de temáticas diferentes como la automoción, la gastronomía o la moda, han servido de vehículo para que los más jóvenes hayan podido conocer, de primera mano, vidas como las de Puri, de 84 años. A los 6 años, se tuvo que ir a vivir a Asteasu, donde aprendió las labores del baserri, entre ellas, la venta de los productos. "Íbamos al mercado de Tolosa a vender nuestros huevos". Además, ha recordado cómo aprendió a hablar en euskara, en una época en la que era una lengua prohibida.
Estos han sido dos de los testimonios que se han podido escuchar durante la jornada de hoy y que no han sido más que el ejemplo de que el objetivo que perseguía esta iniciativa se ha cumplido con creces: revalidar la idea de que el acervo cultura, la sabiduría popular y la transmisión de experiencia de los más mayores, enriquece la sociedad.