La Real acaricia la Champions haciendo historia contra el Almería
Kubo, con un golazo, lidera la victoria de los txuri-urdin, que sacan ocho puntos al Villarreal, suman 68 puntos y logran el triunfo 29, récord del club en una temporada.
La crónica del triunfo de la Real contra el Almería
San Sebastián
La Real Sociedad huele a Champions. Porque Takefusa Kubo es de Champions. Su golazo así lo merece. Porque tiene esa belleza, esa calidad y esa importancia. El japonés agarró la pelota con esa decisión que le caracteriza y mandó un zurdazo que lanza a tumba abierta a los donostiarras hacia la Champions. Lo tiene en la mano, porque la victoria contra el Almería hace que su clasificación sea virtual. Ahora a esperar al Villarreal, que si no gana al Cádiz ya lo convertirá en matemático. El himno de la máxima competición continental ya empieza a sonar por la megafonía de Anoeta diez años después. Espectacular. Y mientras, el Almería tendrá que seguir peleando un poco más para asegurar su permanencia. Pero no buscó mucho más en Anoeta, a pesar de su esperanzador inicio. Encima pierde por sanción a Luis Suárez para la final contra el Valladolid.
El plan de partido fue claro en los dos equipos desde el inicio. La Real Sociedad quería hacerse fuerte con la posesión, pero lo pasaba mal porque el Almería tiraba la presión muy arriba, con un planteamiento valiente, haciendo pequeño el campo y obligando a los donostiarras a jugar demasiado en horizontal, con poca profundidad y casi en un palmo del terreno de juego. Los donostiarras tenían el balón, mientras el Almería se replegaba bien y hacía que el juego realista no fuera lo suficientemente fluido como para que llegaran ocasiones claras. Y en ese escenario llegó el primer hito clave del choque, la lesión de David Silva, que en el minuto 20 pedía el cambio al no poder aguantar sus problemas musculares, y obligaba a salir rápido a Brais Méndez, que también volvía tras lesión.
A pesar del contratiempo de la baja del canario, no cambio el guion de la película. La Real siguió amagando, pero no golpeando. Sus llegadas eran muy tímidas, pero obligaba cada vez más al Almería más cerca de su área, pero defendía con orden y concierto. Tampoco se modificó la historia cuando llegó la otra acción clave del partido. Luis Suárez fue con excesivo ímpetu a por un balón dividido, llegó tarde y se llevó puesto a Kubo. González Fuertes necesitó ir a verlo a la pantalla del VAR para darse cuenta de la gravedad de la acción, expulsarle y dejar al Almería con un jugador menos. Era el minuto 36. Pero los donostiarras no eran capaces de aprovechar la superioridad numérica… hasta que llegó Takefusa Kubo y se inventó la jugada del 1-0. El japonés agarró la pelota en el pico del área, se fue para dentro y le pegó con toda su alma con una rosca endemoniada que se colaba por toda la escuadra de la portería de Fernando, dibujando una parábola maravillosa.
Ese gol de Kubo, que daba paso al descanso, podía cambiar el devenir del partido. Porque, aunque estuviera con un jugador menos, el Almería podía estar obligado a dar un paso adelante en busca del empate. Pero no lo hizo, todo lo contrario. Se metió más atrás todavía, lo fío todo a un despiste de la Real con el balón y un contragolpe, o una jugada a balón parado. Pero no llegó y apenas pisó el área de Remiro. Y los donostiarras siguieron a lo suyo, estuvieron más finos con la pelota y tuvieron ocasiones como para haber acabado con una mayor diferencia. Pero se toparon con un inspirado Fernando. Daba igual, no lo necesitaba, porque en defensa se mostraba muy solvente. Victoria de Champions, porque la clasificación ya asoma a la vuelta de la esquina.
Roberto Ramajo
Entro en el grupo en 2002 como redactor de prácticas....