Isa Eguiguren (SMH): "Europa no quiere testigos de lo que ocurre con los migrantes dentro de sus fronteras"

San Sebastián

No les quieren en la mar rescatando personas, ni en los campos de refugiados siendo testigos de las constantes vulneraciones de derechos. Es la denuncia de Salvamento Marítimo Humanitario. En febrero voluntarios de la ONG guipuzcoana fueron expulsados del campo de Chios donde prestaban atención sanitaria, y ahora se enfrentan a trabas burocráticas para poder realizar el mismo trabajo en la capital, Atenas.

Ya tienen el local gestionado y el personal voluntario preparado, a la espera de una autorización del gobierno griego que se está demorando demasiado. "La idea, de hecho, era haber tenido ya el centro abierto al comienzo del verano", nos cuenta Isa Eguiguren, voluntaria de la organización y responsable del proyecto en Grecia. Cuando el gobierno heleno les expulsó del campo de refugiados de Chios, el pasado mes de febrero, donde SMH era la última ONG extranjera prestando atención sanitaria, trasladaron su trabajo a Atenas.

El objetivo desde entonces ha sido abrir un centro de atención sociosanitaria para atender a los miles de refugiados que malviven en las calles de la capital griega, última parada de una larga travesía que arranca pagando a las mafias en sus países de origen por una Europa que les da la espalda. Tras pasar por los campos de refugiados de las islas, el gobierno les envía a Atenas, donde son abandonados a su suerte, abocados a vivir en la calle o a intentar rutas peligrosísimas como la de los Balcanes. "Es a lo que les está obligando el gobierno griego", denuncia Isa, "dejándoles sin nada, la única salida para esta gente es volver a huir".

La foto que se encuentran en Atenas es dramática, familias enteras en la calle, sin techo y sin comida, y sin acceso a la atención sanitaria. "Muchas enfermedades crónicas sencillas, como la diabetes, no se tratan. No hay medicación. Imagínate un cáncer. La probabilidad de morir es máxima", advierten desde la ONG, "y hay muchos problemas también de drogas", añaden. Por eso urge abrir un centro para poder ayudar a estas personas, y de ahí la denuncia por la cantidad de trabas burocráticas que está poniendo Grecia para autorizar su apertura. "No es algo sólo del gobierno griego", advierten, "es común a todos los gobierno de la UE que tienen a sus puertas el drama migratorio".

Una vez más se topan con la férrea burocracia europea, que no quiere testigos de las vulneraciones de derechos que se están cometiendo con los migrantes dentro de sus fronteras.

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