Ocio y cultura

El contraste creativo e inseparable de Elena Cajaraville y Koldobika Jauregi, llega a Okendo Kultur Etxea

'La terre est bleue comme une orange' (La tierra es azul como una naranja) es el título de esta muestra, que se podrá visitar hasta el próximo 5 de septiembre en este espacio del barrio donostiarra de Gros

San Sebastián

Los artistas guipuzcoanos Elena Cajaraville y Koldobika Jauregi conviven desde hace casi 40 años y además comparten taller, pero pocas veces han mostrado juntos su obra, como hacen ahora en una exposición que se inaugura este miércoles en el centro cultural Okendo de San Sebastián. Un verso de Paul Éluard, La terre est bleue comme une orange (La tierra es azul como una naranja), da título a esta muestra, que se podrá visitar hasta el próximo 5 de septiembre en este espacio del barrio donostiarra de Gros.

Las esculturas y pinturas de Koldobika Jauregi (Alkiza, 1959) se confrontan en la misma sala con las telas de lino con figuras geométricas Elena Cajaraville (San Sebastián, 1965), como dos formas distintas de entender el arte, que se plasman también en una serie de joyas de cada uno que se han seleccionado para la ocasión.

"Yo soy más tranquilita, Koldo es muy épico, muy trágico, con sus maderas quemadas, sus fuegos. Yo trabajo más lo doméstico y lo íntimo. Hay un gran contraste entre la obra de los dos, aunque vivimos juntos y compartimos el taller", ha dicho a los periodistas esta creadora, que conoció a Jauregi en 1984 en la Asociación Artística de Gipuzkoa. Desde ese año, nunca se han separado. Han vivido en Italia, Navarra y Alemania y tienen una hija, Gerezi, nacida en 2002. Actualmente, trabajan y residen en Alkiza, donde asimismo codirigen el Museo Ur Mara.

"Estamos casi todo el día juntos desde hace casi 40 años, compartiendo talleres, ideas y lecturas. Eso nos ha enriquecido mutuamente a los dos. Es tener siempre a alguien al lado para decirte que algo no te gusta nada, una sinceridad que también hace falta", asegura el escultor. Cada uno "lleva un camino completamente diferenciado", dice su pareja. "No nos parecemos absolutamente en nada, pero es lo que enriquece la exposición, que sean obras tan diferentes, la sutilidad de la tela frente a la fortaleza de la madera", añade.

Sus planteamientos también son dispares cuando abordan el diseño de las joyas, que luego materializa Cajaraville porque ella es la joyera -ambos utilizan piedras preciosas o semipreciosas y plata, y Jauregi además oro-.

"La obra de joyería de Koldo sí lleva la línea de lo que es su obra. En cambio, yo me permito más libertad. Así como en el textil es la geometría lo que me interesa, y la sutilidad, con la joyería es otra cosa. Con una ocupas el espacio y con otra el cuerpo, cambia tanto el material como el discurso", precisa.