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La sisifemia, el cansancio del trabajador incansable

Este nuevo trastorno laboral, acuñado por José Manuel Vicente, hace referencia "al agotamiento físico y mental de un trabajador sometido a tener que lograr objetivos inalcanzables, con una dedicación extenuante y alargando la jornada"

La vuelta al trabajo nunca es sencilla. El bajón anímico por tener que retomar las tareas del día a día suele ser la sensación más habitual, aunque en los últimos años está emergiendo una nueva figura en el ámbito laboral, cuya prolongación en el tiempo puede derivar en importantes consecuencias físicas y psicológicas. Hablamos de la recién nombrada sisifemia, un trastorno que nace de la autoexigencia y de la obsesión por querer hacer el trabajo a la perfección. Sobre ello hemos conversado con José Manuel Vicente, que además de ser catedrático de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), jefe de la Unidad Médica de Valoración de Incapacidades en el Instituto Nacional de la Seguridad Social en Gipuzkoa fue el encargado de acuñar este término.

En marzo del año pasado, Vicente y su equipo publicaron un artículo donde ponían nombre a este padecimiento que responde "al agotamiento físico y mental de un trabajador sometido diariamente a tener que lograr objetivos inalcanzables, con una dedicación extenuante y alargando la jornada". Se trata por tanto, en palabras del doctor, del "cansancio del trabajador incansable", una nomenclatura basada en el mito griego de Sísifo, condenado subir una roca a la cima de una montaña de forma constante.

Explicaba Vicente que la sisifemia se da en trabajos "de carácter apremiante, con urgencia en la resolución y de gran carga mental" a los que en ocasiones "hay que destinarles una larga jornada de trabajo" y que presentan un desequilibrio entre "lo que se nos pide que hagamos y la posibilidad de darle respuesta". En este sentido, apuntaba que es frecuente observar sus efectos en actividades financieras o consultoras, en campos como la medicina o la comunicación, así como en los períodos de formación.

Del mismo modo, subrayaba el catedrático que resulta imprescindible diferenciarlo de otros cuadros como los workaholic, es decir, los adictos al trabajo, o quienes sufren burnout, aquellas personas "quemadas" con su ocupación. Respecto a los primeros, señalaba, que trabajan "por pura necesidad de complacerse" mientras que quienes padecen sisifemia lo hacen por las necesidades del trabajo. "¡Qué más quisiera que la empresa le marcara objetivos acorde con los efectivos que tiene!" concluía sobre estos últimos. Por su parte, el burnout está ligado al "desgaste motivacional" al "no sentirse ni valorado ni reconocido por los demás", derivado de la responsabilidad del cuidado de los demás. Mientras tanto, en la sisifemia son los "objetivos inalcanzables, la premura diaria y las largas jornadas de trabajo".

En cuanto a la sintomatología, la incapacidad de rendir como antaño, la disminución en las facultades de atención y concentración, o llegar cansados a casa, sin energías para el deporte u ocio son, según el doctor, los primeros signos de alarma de la sisifemia. En consecuencia, de prolongarse en el tiempo, este padecimiento puede desde "agravar procesos respiratorios y originar patologías dermatológicas" a "provocar procesos cardíacos como infartos o taquicardias".

El peligro del teletrabajo

Por último, Vicente hacía mención al teletrabajo y sus implicaciones. Con esta modalidad de trabajo, las personas con sisifemia "no solo destinan gran parte de la jornada" a una actividad de carga mental muy intensa sino que, además, se llevan sus tareas "más allá de la jornada". De este modo, mediante el teletrabajo "nos estamos restando ese otro tiempo que es necesario para desconectar" sentenciaba.